sábado 23, noviembre, 2024

Emilio Carballido y aquel Verano del 98 en Torreón

Raúl Adalid Sainz

En una feria del libro en Torreón, un julio de 1998, conocí a Emilio Carballido. Iba a presentarlo en el evento. Primera vez que hacía algo así y con un personaje de semejante envergadura.

«Presentar a Emilio Carballido es presentar a México y a sus protagonistas; es hablar del dramaturgo más prolífico de este país y para su país. Es sumergirse y entrar a un caleidoscopio mágico, imaginativo y de análisis crítico de su sociedad; pero ante todo, es hablar del humor negro que transforma lo amargo en una buena taza de café de tierra cordobesa.

Hoy Carballido está en Torreón y hoy Torreón vive una fiesta teatral o un baile de disfraces al estilo de: «Te Juro Juana que Tengo Ganas».

El escrito era muy largo. Lo que sí les puedo decir es que esa tarde-noche de un intenso calor lagunero, dio luz en mí para comunicar ese mundo de las letras que tanto me inquieta.

Conocer a Don Emilio fue sensacional. Después de presentarlo pasamos una noche subyugante, hablando de cine, de teatro, de la vida. ¿Cómo olvidarlo? Bebimos bastantes copas de tequila. Se aflojaba la corbata, se quitó su saco, el calor agobiaba pese a la refrigeración de la casa donde departíamos.

Recordó al poeta Sabines: «Jaime era guapísimo, además de talentoso», su mirada se iluminaba en el recuerdo. Se sorprendió cuando le dije que el pintor y escenógrafo, del grupo «Los Contemporáneos», Agustín Lazo Adalid, era mi tío.

«Agustín, era un caballero», me decía sincero y revelatorio !Que gran noche! Hoy, don Emilio volvió a asomarse a mi vida, pues acabo de ver «Macario» por múltiple vez. Don Emilio fue guionista de esa película junto al talentoso Roberto Gavaldón, director de la misma. El tiempo parece que se va pero los instantes que son auténticos se despiertan y vuelven a vivir a la menor provocación.

La foto fue tomada en Torreón un julio de 1998. Estamos en ella, mi esposa, la directora de casting y manager de actores, Elvira Richards, Emilio Carballido, y un servidor.Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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