jueves 19, septiembre, 2024

EL RETORNO AL CONCIERTO DE EUROPA

Luis Alberto Vázquez

Tres revoluciones en apenas 36 años transformaron el sistema político europeo y de la historia milenaria del absolutismo real: 1776 Independencia de Estados Unidos; 1789 Revolución francesa y 1812 Constitución de Cádiz en España. El origen divino del poder se desvanece y la soberanía popular se agiganta.

1814.- El príncipe Metternich reúne en Viena a los representantes plenipotenciarios de Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra en el denominado “Concierto de Viena” con el objetivo de mantener una “Europa de Hierro” equilibrar poderes, garantizar la paz entre naciones, ejecutar el “Principio de Legitimidad”, que reconocía el derecho de determinadas dinastías sobre los territorios en que históricamente habían reinado; el objetivo último era restaurar el viejo régimen monárquico, crear un ejército contra las revueltas populares que empezaban a surgir y evitar la independencia de los virreinatos americanos ya rebelados contra sus metrópolis. Un ejemplo de esta cruzada realista fue “Los Cien Mil Hijos de San Luis”, un contingente del ejército francés que invadió España en 1823 para poner fin al régimen republicano y liberar al rey Fernando VII supuestamente cautivo de los liberales.

Los monárquicos absolutistas aseguraban que los republicanos no sabían gobernar, que destruirían los países y que se volverían dictadores reeligiéndose perpetuamente y destruyendo las instituciones imperiales legítimas; llenarían las naciones de pobres y desempleados y que el costo de la vida se elevaría infinitamente. Las monedas naciones se depreciarían y el caos caería como maldición sobre los pueblos gobernados por autoridades civiles que además eran ateas. La prensa proimperialista que había sido nutrida con el erario del reino, furiosa criticaba a los demócratas e inventaba patrañas como que un terrible futuro asolaría a la humanidad una vez que los soberanos ya no fuesen los reyes, sino el pueblo. Sus columnistas e intelectuales furibundos acusaban de herejía imperdonable las ideas de Locke, Rousseau, Montesquieu y Jefferson, entre otros; se la jugaron con los realistas y desaparecieron cuando llegaron los republicanos.

Aquel aquelarre imperialista sufría tan terrible desesperación por el crecimiento de las naciones independientes con sistemas republicanos que cuando algún líder que las había apoyado se retiraba por razones políticas, intrigantemente buscaban atraerlo hacia su embestida, como intentaron con el Marques de Lafayette tras su rompimiento con Luis Felipe, situación que buscaron aprovechar los conservadores, pero este los rechazó. La debacle europea se precipitó, la pérdida de América Latina los obligó a buscar otras naciones como África y soltaron sus miserias sobre la India y China; el conservadurismo históricamente siempre termina derrotado porque nada tiene que ofrecer y así será invariablemente.

Ante tal acometida imperialista europea, Estados Unidos respondió con la llamada “Doctrina Monroe” que lo erigía como amo único de América, condición que han aprovechado con insólito éxito para desgracias de los latinoamericanos.

Hace poco se realizó en España una parodia de aquel cónclave reaccionario, le denominaron “20 años de Democracia y libertad” organizada en Madrid por La Fundación Internacional para la Libertad: una organización política de tendencia ultraderechista. Este consistorio se caracterizó por la inclusión de presidentes y expresidentes de corte retrógrado y enemigos de las reformas sociales que se están consagrando en varios países. Hablaron de “retroceso de la democracia” traducido como que cuando la mayoría del pueblo vota por programas que no son conservadores, eso es destruir la democracia. O sea que si no es neoliberal no existe pluralidad política.

América Latina empieza a navegar por aguas diferentes a las vividas por 500 años de colonialismo europeo y sujeción absoluta norteamericana. Ahora decide autoelegir su destino. En 2023 el 86% de sus habitantes vivirán bajo gobiernos de izquierda; trece naciones por la vía democrática han optado por un sistema político discordante. La desesperación de la ultraderecha latinoamericana y el furor de los neonazis europeos/gringos continúan potenciado a sus zombis para tratar de destruir la democracia de las naciones iberoamericanas; alientan y vigorizan golpes políticos mediáticos con halcones tradicionalistas pagados por la CIA y con disfraces de sociedad civil intentan socavar esas decisiones populares.

Salvador Allende debe estar saltando gozoso de nube en nube recordándole al Che Guevara que él desaprobaba su método para lograr la revolución; que el camino era la democracia; ahora latinoamericana convierte su sueño es realidad irrefutable.

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