(Lo que nunca debe olvidarse: 20 de marzo, del 2020)
Raúl Adalid Sainz
Más allá de frívolas vanidades, quiero contar las bondades de la vida. Ayer fui a la librería » Paso de Gato», el motivo: después de un año casi, que dejé mis libros ahí, fui a hacer corte de caja y recibir mis primeros ingresos como escritor de mi libro, «Historias de Actores (un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico)”.
En ese callejón hermoso de Eleuterio Méndez, junto al querido «Teatro Coyoacán», moró mi libro por espacio de un año. Los ejemplares se agotaron. Viven en los ecos de vida de sus lectores. A todos ellos que compraron ese mi primer niño literario les doy encarecidamente las gracias. Hoy, nos conocemos, gracias a esas letras que conllevan mi vida. Desde mis alegrías hasta mis vulnerabilidades.
He de confesar que nunca pensé escribir ese libro. Él me asaltó con sus recuerdos. Fui escribiendo trozos que publicaba por las redes y en especial para el periódico digital, «La Otra Plana», de Torreón, que dirige atinadamente el buen amigo periodista, Julián Parra Ibarra.
Amigos lindos generosos de las redes me estimulaban a hacer de esos relatos un libro.
Un día no desoí las voces del universo y dije: ¿por qué no?
Todo parecía hecho ya. Así que al tener un nombre, así intitulaba mis relatos, «Historias de Actores», sólo hubo que agregar, (Un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico), como título final. Porque de eso versa el libro; es un recorrido, una memoria de viaje. Así lo describe, el director teatral y maestro, Luis De Tavira, prologuista de éste mi primer hijo literario.
A esos relatos les di un orden: «Origen», «El actor quién es», «El cine, ese privilegio de la imagen», «Grandes directores del teatro mexicano», «Montajes entrañables, el teatro como un vehículo transformante de la sociedad».
Cinco estaciones en ruta de vida. Ayer fui a la terminal donde dejé al resguardo a mi niño. Éste voló con sus propias alas de autonomía de libro. Esa era su misión. Volar a los márgenes de composición del propio lector. Espero éste les haya contado experiencias de vida. Esa era mi intención. Un libro que abriera el corazón y contará quiénes son los actores, qué es este mundo bellísimo del teatro y el cine. Contar lo que hay de secreto en sus entretelones. Ojalá este anhelo haya conversado con ustedes amigos lectores.
Por eso ayer en la querida librería «Paso de Gato», viví esta caricia que hoy se vuelven reflexiones. El primer sueldo de escritor. Caray, soy un niño a mis cincuenta y nueve años. Un debut con alas de viajero por el teatro y por el cine. Esos fueron y han sido mis aires de navegación por casi cuarenta años.
Gracias queridos lectores y amigos. Gracias por haber adquirido mi libro que no es otra cosa que mi corazón abierto. Cada línea la hice con la honestidad y el cariño a la vida. Con el deseo de contar que los sueños, sueños son, y es posible realizarlos. Por si las dudas yo como «Segismundo», no quiero despertar y quiero seguir viviendo en ellos.
Gracias a mi compañera Elvira Richards, a quien está dedicado el libro, a mi maestro Luis De Tavira, por ser padrino prologuista del mismo, a Chema De Tavira por su cobijo de apoyo y talento, a Pepe Sefami por ser padrino también, y darme la oportunidad de que mi niño viviera en la librería «Paso de Gato». A Sofía García Camil y la Secretaria de Cultura de Coahuila, por ser editores del libro, a Lupita Richards por su invaluable apoyo incondicional.
Gracias a Dios y a la vida por regalarme los caminos que se han hecho pasos de andar.
PD: «Historias de Actores» #2, está listo. Ojalá una editorial nos apoye para su publicación.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan