El poder es dominary no ser dominado. Nicolás Maquiavelo
Jesús M. Moreno Mejía
En todo el mundo se ha tenido que padecer las consecuencias de un gobernante que abusa del poder en lo político, lo económico, lo normativo, lo militar y lo coercitivo, haciendo valer lo que planteó Nicolás Maquiavelo en cuanto al uso de la autoridad: “Siempre dominar, sin ser dominado por nada ni nadie”.
En el globo terráqueo destacan tres países de gran desarrollo e influencia: Estados Unidos de América (EUA), China y Rusia, los que junto con países emergentes están constantemente moldeando la geopolítica contemporánea, y a su vez disputándose el poder universal.
El alienado presidente de EUA, Donald Trump, pretende imponer condiciones económicas (aranceles) a cualquier producto que ingrese a esa nación, constituyendo de tal manera un nuevo sistema mercantil unilateral en beneficio de ese país y en perjuicio de mercado exterior.
Otras disposiciones insensatas han surgido de la mente desquiciada de dicho mandatario, entre ellas el deportar de forma masiva a los migrantes indocumentados, mediante redadas militares a toda persona que aparente ser extranjero, sin tomar en cuenta los derechos humanos de los detenidos.
Sin embargo, no es el único gobernante en el planeta que utiliza el poder para transgredir los derechos humanos de sus semejantes, pues Benjamín Natanyahu, primer ministro de Israel, ha ordenado despiadados y sistemáticos ataques bélicos a Palestina, con la pretensión de apoderarse de la llamada Franja de Gaza, llevando en su haber la muerte de no menos de 55,000 palestinos, independientemente de innumerables víctimas de otros países que también ha atacado el ejército israelita.
Existen otros gobernantes con marcado acento bélico, destacan entre otros, sin entrar en detalles de sus actividades eventualmente mortíferas: el ruso, Vladímir Putin y el dictador norcoreano, Kim Jong-il, si bien la lista podría ser mayor si hiciéramos un recorrido por diversos lugares del orbe.
Porque en política, el poder se define como la capacidad de influir o dirigir acciones, creencias y/o conductas de un sinnúmero de personas, a través de la fuerza o la coerción, así como por medios más sutiles. De hecho, se trata de una relación de interacción entre gobernantes con individuos o grupos, esto es, los gobernados.
Lo anterior se da en todo sistema de gobierno: monárquico o de corte democrático (republicano), teocrático, tiránico e incluso mixto, quienes ejercen el poder de una nación o un estado; gobernadores de provincias y hasta presidentes municipales, comisariados o simples líderes de una comunidad.
Porque el poder político es en sí una herramienta fundamental para la influencia, dirección y toma de cesiones en la sociedad, que puede ejercer el gobernante a través de la persuasión o la fuerza, ya sea de manera legítima o no, e incluso valiéndose de otros poderes, tales como el legislativo y el judicial, sin importar que se les considere independientes a éstos últimos.
El caso es que, en la actualidad, el gobernante actúa como si sólo él tuviera la razón en la toma de decisiones, recurriendo incluso a la trama, a la mentira, como regularmente suele ocurrir, valiéndose inclusive de algunos medio$ de comunicación, que acallan las malas actuaciones del gobernante o justifica sus elucubraciones.
Podíamos mencionar varios casos de nuestro entorno, donde siempre han existido y medio mundo los conoce, pero abordarlos aquí equivaldría a intentar abrir varios frentes de guerra de aquí, de allá y acuyá, sin intentar mencionar algunos, pues en todas partes “se cuecen frijoles”.
Sin embargo, por mucho que se oculte una verdad, sale ésta al final a la luz pública, pues el poder no solo implica dominar para mantenerse en el poder, pues también queda al descubierto lo que se oculta, incluso salir de manera natural, pues el poder también cae “por su propio peso”, como ya empieza a traslucirse en ciertos municipios de la entidad.
Porque, así como hay ciudadanos que ignoran lo que sucede en su entorno sobre el actuar de sus autoridades locales, también hay quienes están al tanto de la situación y deciden manifestarse de una u otra manera.
La ciudadanía está hoy más politizada que antes, si bien todavía hay instituciones políticas bien estructuradas en el manejo de masas sociales, así como también hay partidos que se resquebrajan por inanición u otros que se dividen en una lucha intestina por el poder.
Mencionar a cada uno de ellos, sale sobrando, pues quien se interese realmente en el manejo de la política, saben a qué institutos políticos nos referimos.
¡Hasta la próxima!