miércoles 27, noviembre, 2024

El Patriarca, cine, Héctor Bonilla y mi amiga Dulce Angélica

Te comparto esta historia vivida con ese gran señor llamado Héctor Bonilla, fue durante la filmación de la película: «Un Padre no tan Padre»

Raúl Adalid Sainz

Hay películas que gozas vivirlas, actuarlas, sorprenderte con el convivir del estar en el aquí y en el ahora. Eso significó para mí la película «El Patriarca», ópera Prima del director Raúl Martínez Solares.

Pero más que la película en sí, recuerdo los grandes momentos de camaradería humana vividos con el señorón actor Héctor Bonilla y mi amiga del alma la delegada de la ANDA, Dulce Angélica.

Tuve el gusto de integrarme al rodaje en San Miguel Allende, lugar mítico de cuna independiente de nuestra historia, enmarcado de una belleza interna y externa. Aún recuerdo esas pláticas de cine y teatro con Héctor Bonilla. Nos hablaba a Dulce y a mi de «Bloody Marlene», aquel western que hizo en Durango dirigido por Alberto Mariscal.

Recordó los fríos terribles de los parajes duranguenses, rememoró a esa gran actriz llamada Martha Navarro. Platicamos de «Meridiano 100» y «El Cambio» de Alfredo Jozskowicz. Cómo no hablar de Jaime Humberto Hermosillo con quien Héctor hizo tres grandes películas como protagónico: «El Cumpleaños del Perro», «Matineé» y la querida «María de mi Corazón».

Héctor recordaba el gran riesgo fílmico de Hermosillo al hacer «Exorcismos». Dejaba asomar las enormes experiencias vividas al hacer esas cintas con Hermosillo y que ahora son un referente de culto en nuestra cinematografía. Dulce y yo gozábamos con su plática, que está siempre salpicada de humor y viva anécdota.

La querida actriz Tina French apareció en el elenco y cómo no recordar al gran director ruso teatral, el gran Hebert Darien. Héctor decía que para él, después de Julio Castillo, Hebert había sido el mejor director de teatro de este país. Nos reíamos al recordar las puntadas de ese director genial.

Cómo olvidar los paseos con Dulce Angélica por el mirador de San Miguel, ahí la ciudad parece un nacimiento de juguetería. Caminábamos por esas calles que recuerdan Nueva España, recordábamos a gente querida como Jorge Lavat y Norma Lazareno, echábamos la vista atrás a películas que nos ha tocado compartir. Cómo olvidar ese tequilita con bandeja de quesos en aquella terraza San Migueleña. Hablábamos de la vida y el campanario de torres góticas de catedral era testigo de los minutos nocturnos que corrían. Gracias Dulce por compartir la víspera de mi cumpleaños.

Ya de retorno a la Ciudad de México, seguimos charlas pendientes con Héctor que habían quedado en pausa. Hablamos de Jodorowski, maestro y director teatral de Héctor, de su atrevida y profunda «Así Hablaba Zaratustra», escándalo revolucionario teatral sesentero en México.

Homenajeamos el talento del gran director y maestro José Luis Ibáñez. Director teatral de Héctor de memorables montajes como: «Los Hijos de Kennedy», «El Vestidor» (donde Héctor estaba magistral) y la siempre recordada «Señor Butterfly» en el hoy desaparecido Teatro Silvia Pinal.

Nos reíamos recordando ese gran montaje del querido Flavio González Mello, donde Héctor interpretó maravillosamente al breve presidente de México por cuarenta y cinco minutos. «Lascuráin o la Brevedad del Poder».

Interrumpíamos la plática para hacer las secuencias. Era entrar al set y conectarte en la situación. Actoralmente Héctor se integra a la circunstancia e interpreta. Juega, goza su trabajo. Es un actor generoso que da y recibe. Comparte para tejer el momento dramático. Se involucra y compromete. Es.

Una vez terminada la secuencia volvíamos a poner play y nunca concluíamos, una charla nos llevaba a otra. Gran conversador de vivencias.

El Wrap it up final llegó al unísono para Héctor y para mí. Él es «El Patriarca». Hay personas de las cuáles te cuesta trabajo despedirte. Le dije a Héctor: «ojalá nos vuelva a tocar. Quiero trabajar contigo». El señor Bonilla fue un referente para mi generación ochentera de actores. Conocerlo ha sido toda una revelación de humanismo compartido.

Llegó una camioneta café por ellos. Todo había terminado. Se subieron a ella Dulce Angélica y Héctor. Y yo me quedé invadido de emociones. De repente la vida te da tantas cosas que no alcanzas a nombrarlas sólo a sentirlas. Hoy dos días después de esa despedida empiezo articular tantas emociones vividas.

Gracias Dulce, gracias Héctor, «El Patriarca», empezará a escribir su historia. Ésta narrada hoy es una anécdota más que comparto y que guardo en mi maleta. «Vivir, para vivir, sólo vale la pena vivir, para vivir»: Joan Manuel Serrat.

Nota: «El Patriarca», terminó por llamarse un «Padre no tan Padre». Cuenta en el elenco con muchos actores: Benny Ibarra, Jackeline Bracamontes, Sergio Mayer JR, Arturo Barba, Sergio Bonilla, Tina French, Eduardo Tanus, mi paisana Sandra Sánchez Cantú, mucha gente de la tercera edad de San Miguel y de la Ciudad de México. Creativo trabajo de Casting de Mercedes Gironella. El director fue Raúl Martínez Solares, Qepd, el tocayo, quien es parte de esa tradicional familia viva de nuestra cinematografía mexicana. El escrito fue hecho en el año 2016, forma parte de mi libro «Historias de Actores». El 25 de noviembre de 2022, Héctor cerró el telón, su epitafio en despedida dijo de su viva voz: “Les dejo mis aciertos y fracasos, dudas, mi miedo cuando sólo finto, mi terco afán de no bajar los brazos. ¿Y el epitafio qué? Estarán pensando, por favor, no una frase almibarada, ‘se acabó la función no estén chingando, el que me vio me vio, no queda nada más”, finalizó Héctor Bonilla, en un homenaje ofrecido por Bellas Artes, en el Teatro Julio Castillo, en el año 2019.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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