Memorias del Teatro Mayrán (hoy Alfonso Garibay) en Torreón, Coahuila
Raúl Adalid Sainz
Sí, bien que recuerdo ese año de 1998. Después de haber tenido la experiencia de trabajar para la «Compañía Repertorio Español en Nueva York», volví a la Laguna. Me encontré que Torreón se pintaba de azul panista por primera vez. Su presidente: Jorge Zermeño. Quien a la postre haría un gran trabajo.
Viene a colación el hecho, porque esa administración (a través del «Instituto Municipal de Cultura», dirigido por Gaby Nava), me dio el apoyo económico para que montara la obra costumbrista mexicana, «El Medio Pelo», de Antonio González Caballero.
Mi plan fue hacer una temporada en el ‘Teatro Garibay» y a la vez llevar la obra por colonias populares de Torreón. Acercar el teatro a la gente que no tiene acceso a él. Y qué mejor con una obra bella, sencilla a la comprensión, y sobre todo cercana a las costumbres de vida.
En este sentido de las manecillas del reloj del recuerdo vienen a mí las funciones dadas en la colonia San Joaquín (donde el padre Gerardo Zatarain llenó el auditorio de la iglesia) y aquella en la popular «Compresora». Públicos cándidos, receptivos, llenos de amor para con uno.
Con esa obra cumplimos cincuenta funciones. La función de celebración y develación de placa fue en el «Teatro Alberto M Alvarado», de Gómez Palacio Durango. Un acto de fraternidad cultural entre las dos ciudades hermanas, Torreón y Gómez Palacio. Separadas sólo por un puente histórico que protegía de la creciente del lecho del Río Nazas, ahora seco.
Lo importante con este trabajo fue el hecho educativo sensible que se logró. El teatro como un concientizador, el escenario como un mirador de la vida para la reflexión de diversos públicos, sobre todo para aquellos donde no llega el teatro; y lo fundamental: la captación de nuevos espectadores.
«El Medio Pelo», había sido un referente de mi amor por el teatro en mi adolescencia. Aquel montaje inolvidable del Doctor Alfonso Garibay sucedido en el entonces, «Teatro Mayrán», en 1980, nunca lo olvidé. La escenografía para este nuevo montaje que dirigí, fue el mismo de aquella puesta, diseñado por Juan Ángel González. Era un homenaje.
El elenco para esta obra en su nueva aventura, fue: Elvira Richards como «Paz»; Lucy Borrego, QEPD, la «Tía Chayo»; Francisco Escalera, «Abundio»; Claudia Espinoza fue «Aurorita»; Don Alfonso López Vargas, QEPD, y Nacho Chávez, QEPD, alternaron «El Narrador»; Gabriel Reyes, «Cristobalito»; Alejandro Alvarado «El Doctor»; yo hice a «Guadalupe Marcial».
La iluminación fue del pintor lagunero Alonso Licerio. La producción corrió a cargo del «Instituto Municipal de Cultura de Torreón».
El estreno fue un abril de 1998 en el «Teatro Garibay», y su última representación en el Teatro Alberto M. Alvarado, ahí celebramos la develación de placa a cincuenta funciones. Los padrinos fueron gente muy querida para mí y para el desarrollo teatral lagunero: Consuelo González Garza, Gerardo Moscoso y Francisco Amparán, los tres en la luminosidad de la vida eterna.
Dejo esta página, una hoja muy querida dentro de lo entregado por mi ser al teatro lagunero. Esa fue mi última función para el teatro local de la Comarca, un lejano noviembre de 1998.
La foto fue durante una de las representaciones en el «Teatro Mayrán», hoy Alfonso Garibay.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan