sábado 21, septiembre, 2024

El Limpiabotas (Sciusiá)

Raúl Adalid Sainz

Otra gran película del neorrealismo italiano. Vittorio De Sica nos regala la primera cinta de lo que serán cuatro de sus grandes realizaciones: «Ladrón de Bicicletas», «Milagro en Milán», Humberto D».

1946, es el año de la realización de esta estrujante y reflexiva película. Es la vida misma. La niñez robada por una sociedad injusta. Donde los débiles, económicamente hablando, despiden sus ilusiones, sus esperanzas, la fraternidad humana, por un sistema cruel e indolente de vida. Donde la ruleta caprichosa de existencia decide quien será pobre y quien afortunado.

Dos niños, Guiseppe y Pasquale, se ven privados de su libertad injustamente. Van a parar a la cárcel, donde vivirán la inclemencia del encierro. Donde las circunstancias de presidio, y autoridades crueles e insensibles, les van haciendo conocer la dureza de vivir. Estas condiciones de espanto los hace perder hasta su amistad.

Ellos sólo soñaban con tener un caballo. Son espléndidos jinetes. Hay un corcel maravilloso que un encargado de caballerizas les deja montar por ratos. Ese caballo simboliza el viaje del sueño. Sus deseos de ser plenos en libertad montando la vida. Su final es muy triste. El gran cuaco será la metáfora de la ilusión perdida.

De Sica pone su mirada en lo injusta que es la realidad. El desarrollo de su historia es de una riqueza incomparable. Su cámara habla, así como sus atmósferas, el espléndido trabajo de guion, de diálogos bien construidos y precisos, su maravillosa dirección para no actores profesionales. Los dos niños, uno de ellos ya en la primera adolescencia, están soberbios.

El manejo de cámara es de un adelanto, dado el tiempo de filmación, y es muy notable. Planos cerrados, tomas subjetivas que hablan de la inclemencia del mundo adulto (celadores y directores) éstas son imágenes ejemplificantes y contundentes de la arbitrariedad.

La fotografía de Anchise Brizzi, es una gramática cinematográfica de un adelanto narrativo muy notable. El trabajo en guion, del gran escritor Cesare Zavattini («Ladrón de Bicicletas», Milagro en Milán, Humberto D»), es espléndido, un rigor del contar preciso ¿Qué es un buen guion?: aquel que aparte de estar bien escrito, toma una postura del tema a contar: gran opinión que un día me dio el cineasta Juan Antonio De la Riva.

Vittorio De Sica, es uno de los grandes directores de la historia del cine. El Neorrealismo italiano, una fuente profunda de conocimiento de la vida, del género humano en diversas circunstancias.

Al verla pensaba que pudo ser una influencia para Buñuel al construir su película «Los Olvidados», (1950, cuatro años después de «El Limpiabotas») que es el mundo de un sector juvenil en México con las ilusiones perdidas y quizá nunca conocidas.

«El Limpiabotas», «Sciusciá» en Italia (deformación de la expresión inglesa shoe shine) es un final de película trágico, muy doloroso. Pero filmado en toda una poesía cinematográfica. Verla es reconocer al cine como una máxima expresión artística.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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