Enrique Martínez y Morales
A principios de siglo algún influyente secretario de Gobernación pretendió terminar de tajo con aquel viejo aforismo de que en las lides del servicio público la forma es fondo, señalando que en política la forma es forma y el fondo es fondo. No coincido con él. Y no solo en política, sino en múltiples aspectos de la vida, las formas transmiten mensajes sutiles que influyen definitivamente en el fondo.
Hace algunos días Luis Donaldo Colosio, alcalde de Monterrey, presentó su primer informe de gobierno. El evento estuvo revestido de una gran cantidad de mensajes basados en una forma diferente, disruptiva, alejada de los cánones tradicionales y anquilosados del oficio público.
Fresco, sonriente, sin saco ni corbata y con la camisa arremangada, Donaldo arrancó su participación conectando de inmediato con su público y transmitiendo un sentimiento de calidez, cercanía y confianza. Sin un atril de por medio que alzara la infranqueable muralla que se construye regularmente en ese tipo de eventos y sin perder contacto nunca con la gente, el alcalde se desenvolvió con soltura a lo largo y ancho del escenario.
Más videos y menos gráficas, más imágenes y menos texto en pantalla. La participación de sus colaboradores y colaboradoras con mensajes breves dio la percepción de inclusión, acciones colaborativas y trabajo en equipo. De hecho, la figura principal del Informe siempre fue el ciudadano, quien ahora elije qué obras realizar en su colonia.
Respetuoso en todo momento con las autoridades presentes, en especial con su cabildo, con los legisladores y con el Gobernador, no recurrió a la vieja práctica de la lisonja ramplona ni la adulación petulante. A cada uno lo que le toca y nada más.
La imagen es una parte inherente a la forma y para que no sea discordante tiene que ser congruente con la esencia del emisor. Un informe de resultados, realizado por una administración eficaz y eficiente, es más aceptable y creíble si es presentado por un joven dinámico, que muestra liderazgo y dominio pleno de los temas, como lo demostró Luis Donaldo en su Informe. La honestidad de siente, la honorabilidad se palpa.
Al terminar el evento, el alcalde no se fue hasta que terminó de saludar, uno a uno, a todos los asistentes con quienes convivió y a quienes escuchó con atención no solo sobre sus impresiones de la presentación, sino también atendió gestiones, se tomó fotos y recibió de buen agrado comentarios constructivos.
La fortaleza que dice Luis Donaldo le ofrece su familia no es de dientes para afuera. Ahí estuvieron presentes, como siempre lo están en su trabajo y en su vida. La vivencia plena y pública de los valores familiares es un ejemplo que arrasa, nos conmina a todos a seguirlo y fortalecer así el tan desgastado tejido social.
No nos equivoquemos: en política, la forma es fondo, y el fondo de las formas de Luis Donaldo, no solo en su informe sino en su actuar cotidiano, es de innovación, transparencia, dinamismo, eficiencia y, sobre todo, de esperanza. No lo perdamos de vista. En Monterrey, México descubre un nuevo amanecer.