jueves 2, mayo, 2024

El día que México fue campeón del mundo

 

 

Raúl Adalid Sainz

Fui a aquel viejo descampado del barrio, ahí donde siendo niños jugábamos futbol. Habían pasado cincuenta años. Nunca había vuelto. Vi la tierra agreste, era nuestra grama, el campo de batalla. Como salidos de un silbatazo inicial vi a los amigos. Me vi siendo niño. Una polvareda inmensa, un balón rodando giraba a través de nuestro universo. Oía los gritos: «pásala bato, apóyate, te digo que la pases chinga». 

 

Vi aquella portería imaginaria, simbolizada por dos piedras caliches de mi desierto lagunero. En ese simulado arco metí mi inolvidable gol de cabeza. Intuí el centro, me desmarqué, la bola vino a mí, había que peinarla, cerré los ojos; y nada más escuché un grito seco, eufórico, !GOOOL! Ese día siendo las siete en punto de la tarde, mi equipo llamado, «Los Batos Locos», de la colonia México, le ganó tres a dos al equipo del barrio contrario, «El Atlético Brasil». 

Ese partido fue la final del llamado torneo: «La Copa Mundial de los Barrios». Hoy cincuenta años después, veo que son las siete de la tarde, esbozó una sonrisa de inmensa nostalgia, porque un día, no de ficción, México ganó el mundial. Sí, aquella nuestra justa, aquel campeón de todos los barrios del orbe. 

Tomo mi camino de regreso al hotel donde me alojo, y pienso: «qué curioso, fui jugador profesional y recuerdo que nunca volví a escuchar, que me corearan un gol así, como ese que incrusté en el ángulo superior derecho, de entre esas dos piedras caliches contra el Atlético Brasil. Lo que es la vida».

 

PD: Nunca fui jugador profesional de futbol, pero debo confesar que me hubiera encantado. Lo bueno es que en las alucinaciones de la ficción todo se puede alcanzar. ¿Qué sería de nosotros sin la sublime magia de la fantasía?

 

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

 

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