sábado 23, noviembre, 2024

‘EL CLUB DE LA MEDIANOCHE’

Historias de terror, jóvenes desahuciados y Mike Flanagan en su punto más creativo, confirmando que se trata de uno de los directores más interesantes del género de los sobresaltos y la oscuridad

Víctor Bórquez Núñez

Autor de la muy notable serie “La maldición de Hill House” y de la inquietante “Misa de Medianoche”, Mike Flanagan ha sacado el mayor provecho de la relación profesional con Netflix, al punto de que casi todos sus títulos se pueden ver en el gigante del streaming, incluyendo “Hush”, “El juego de Gerald”, “La maldición de Bly Manor” y la recién estrenada “La caída de la Casa Usher”. Su sello, su estilo visual y su manera específica de narrar sus historias resultan fascinante, sobre todo si se analizan con detenimiento, porque es uno de los pocos directores actuales que privilegia el ambiente en el que despliega a sus personajes y sus relaciones.

Si bien no se trata de una serie del calibre de “La maldición de Hill House” (¡qué magistral dominio del terror sobrenatural!), el caso de “El club de la medianoche” no dejará indiferente a nadie, sobre todo para regocijo de los que disfrutan del particular estilo visual de Flanagan, con su privilegio de la oscuridad, las sombras y de ese gusto particular del director en el empleo de mansiones que ocultan antiguos y macabros secretos.

“El club de la medianoche” es la adaptación de la novela homónima de Christopher Pike, en donde el guion está compartido con Leah Fong, lo que algunos han señalado como la debilidad de este producto, ya que Flanagan solo dirige los dos episodios iniciales, dejando eso sí el estilo y la impronta que lo hacen reconocible: ese gusto especial que siente por mansiones gigantescas en cuyo interior convive el dolor, el pasado y los secretos.

Otro detalle que descoloca a los amantes de su cine es que esta vez el guion está sostenido por jóvenes, lo que obviamente otorga una dinámica distinta, aun cuando todos los personajes están desahuciados de enfermedades incurables.

Y desde el minuto inicial de la serie de diez episodios, se evidencia la marca característica de Mike Flanagan en el predominio de las historias macabras que se cuentan los chicos enfermos, reunidos por su voluntad ya que están desahuciados y tiene plena consciencia que sus existencias penden de un hilo.

La serie se estructura en dos pilares: uno lo conforma el grupo de adolescentes que se reúne para contar historias macabras en el sótano de la casa en que están internados y el otro es el misterio de los sucesos que, en décadas pasadas, ocurrieron en ese sitio rodeado de árboles y riachuelos. Hay también un elemento unificador: el uso creativo de la iluminación, de la puesta en escena, del valor que el realizador le confiere a detalles, a fotografías o a elementos del decorado.

Uno de los puntos altos de esta serie lo constituye su reparto juvenil, liderado por Iman Benson, quien lleva en sus espaldas gran parte del peso dramático y nos conecta con los otros muchachos que demuestra un buen nivel de desarrollo actoral.

El realizador Mike Flanagan en los dos primeros capítulos deja muy bien definido el camino de la serie y la estética que le es característica para que, los otros directores, sigan su línea, sin perder su propio aporte en cada episodio donde se avanza en la trama, se conoce una historia de terror y se analiza el entorno que, como era de esperar, contiene demasiadas sorpresas.

Puede objetarse que esta serie carezca del suficiente terror, que no esté a la altura de los sobresaltos inolvidables de sus películas anteriores, sobre todo de “La maldición de Hill House” y que la tensión que sobrevuela no resulte tan siniestra como algunos quisieran, es verdad, pero eso no supone que sea una propuesta más convencional. Lo importante es que Flanagan se sigue perfeccionando en sus cada vez más notables puestas en escena y logra desarrollar elementos de tensión creciente con pocos elementos y con refinadas cuotas de misterios y sobresaltos.

Así, en definitiva, puede que “El club de la medianoche” se aleje un poco del universo fantasmal característico de Flanagan y que esta vez haya más tiempo para los personajes juveniles, ahondar en sus dramas y conectarlos con un secreto mayor. Es un viaje distinto, pero cuyo resultado merece mucho la pena, demostrando que Mike Flanagan ha logrado convertirse sino en el mejor director de terror y suspenso de la era Netflix, por lo menos en uno de sus exponentes indispensables y creativos,

Disponible en la plataforma de Netflix.

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