EL VALOR DE LA PERSISTENCIA
Víctor Bórquez Niñez, periodista y Doctor en Proyectos de Comunicación, desde Antofagasta, Chile
De noble trayectoria, los cineclubes universitarios desempeñan un papel fundamental en la formación académica y cultural dentro de la sociedad, en especial cuando son un espacio de análisis y reflexión, un complemento de la educación formal, un fomento de la investigación, ayuda al desarrollo de habilidades, pero por encima de todo, un poderoso mecanismo para amar con fervor el cine, su lenguaje y sus creadores.
En América Latina los cineclubs universitarios desempeñan un papel fundamental en la vida académica y cultural de las universidades latinoamericanas. Su relevancia no se limita únicamente al entretenimiento o la difusión cinematográfica: constituyen espacios activos de formación crítica, reflexión interdisciplinaria y democratización del conocimiento.
En el mundo académico, los cineclubes forman de manera estupenda el pensamiento crítico, estimulando la discusión y el respeto por expresiones culturales, sociales y políticas muchas veces disociadas de lo considerado correcto. Los cineclubs fomentan la lectura analítica del cine, estimulando el pensamiento crítico en torno a temáticas sociales, políticas, filosóficas, estéticas y culturales. Al vincular la proyección con debates y foros, permiten que estudiantes de diversas disciplinas desarrollen habilidades interpretativas y argumentativas.
A esto se suma la interdisciplinariedad, al ser el cineclub un puente que integra saberes y permite nuevas aproximaciones al estudio de la realidad, transformándose en un espacio óptimo para la investigación y la docencia.
En un aspecto más concreto, el rescate cultural y patrimonial es una de sus mejores acciones ya que el cineclub universitario cumple una función clave en la preservación y promoción de cinematografías nacionales, latinoamericanas e independientes. De esta manera, protege la memoria audiovisual y aporta a la construcción de una identidad cultural crítica en contextos marcados por la hegemonía del cine comercial.
De este modo, los cineclubes permiten y estimulan la vinculación con la comunidad, abre puertas al fomento de la participación de los estudiantes y del público en general y es un lugar de encuentro y de debate saludable.

Los cineclubs universitarios en América Latina y casos emblemáticos
Los cineclubs universitarios en América Latina tienen una historia rica y entrelazada con los procesos culturales, políticos y educativos de la región. Desde mediados del siglo XX, han sido espacios de resistencia cultural, formación crítica y expresión artística en el contexto de las universidades públicas y privadas.
Orígenes y desarrollo
El movimiento cineclubista latinoamericano surge en paralelo al auge del cine como arte y medio de comunicación de masas. Ya en las décadas de 1940 y 1950, muchos países vieron nacer cineclubs como iniciativas ligadas a las universidades o a sectores intelectuales progresistas, influenciados por movimientos similares en Francia, Italia o México. En el ámbito universitario, los cineclubs comenzaron a consolidarse como parte de una visión humanista de la educación, orientada a la formación integral del estudiante. El cine se asumió no solo como entretenimiento, sino como una herramienta pedagógica capaz de estimular el pensamiento crítico, el análisis estético y la conciencia social.
Durante las décadas de 1960 y 1970, en el contexto de luchas estudiantiles, dictaduras y movimientos de liberación, muchos cineclubs universitarios se convirtieron en espacios contraculturales donde se proyectaban obras censuradas, cine político y producciones del llamado Tercer Cine. Este cine, crítico y militante, dialogaba con las realidades de opresión y resistencia en América Latina, y los cineclubs eran vehículos clave para su difusión.
A partir de los años 80 y 90, con la expansión del video, el neoliberalismo en la educación y la transformación del consumo audiovisual, muchos cineclubs enfrentaron una crisis de sostenibilidad. Sin embargo, lejos de desaparecer, muchos se adaptaron: incorporaron nuevas tecnologías, diversificaron su programación y fortalecieron su vínculo con otras actividades culturales, como foros, talleres y festivales.
En esta acotada revisión, surgen casos emblemáticos del cineclubismo, como el Cineclub de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)– Uno de los referentes históricos en América Latina. Desde mediados del siglo XX, la UNAM impulsó la cinefilia a través de su Filmoteca y de numerosos cineclubs. Hoy sigue siendo un epicentro de crítica, preservación y difusión cinematográfica. A esto se suman otros casos clave como el Cineclub Universitario de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Fundado en 1958, es uno de los más antiguos y activos del continente. Ha sido un semillero de críticos, realizadores y cinéfilos. Su influencia ha sido clave en la institucionalización del cine como campo académico en Argentina. En Chile, el Cineclub de la Universidad de Chile es desde los años 60 un espacio de circulación de cine político y experimental. En los años de dictadura, sirvió de refugio cultural y resistencia simbólica.
En Colombia, universidades como la Nacional, los Andes o la del Valle han mantenido espacios de cineclubismo que han sido fundamentales para el desarrollo de una cultura audiovisual crítica. Han dado origen a festivales estudiantiles y procesos de formación comunitaria. En tanto en Brasil, las universidades federales han promovido una red amplia de cineclubs, especialmente en los años del Cinema Novo y en los procesos de extensión cultural. La Universidad Federal de Bahía y la de Río de Janeiro han tenido experiencias destacadas.

EL CASO PERUANO, EJEMPLO DE CINEFILIA
En Perú, el cineclubismo universitario ha sido una de las expresiones más significativas del encuentro entre cultura, pedagogía y compromiso social. Aunque muchas iniciativas han sido efímeras o informales, existen experiencias destacadas que han marcado la historia del pensamiento cinematográfico en el ámbito académico.
Cineclub de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM)
San Marcos, como universidad decana de América, ha tenido desde mediados del siglo XX diversas iniciativas cine clubistas promovidas por estudiantes y docentes. En los años 60 y 70, en el contexto de un clima político efervescente, los cineclubs de San Marcos se convirtieron en espacios de reflexión crítica, muchas veces en torno al cine soviético, el neorrealismo italiano y el nuevo cine latinoamericano. Durante los años 80 y 90, pese a las crisis sociales y económicas del país, algunos colectivos universitarios mantuvieron funciones informales, incluso clandestinas, donde se debatía sobre la realidad nacional desde una mirada crítica. En el siglo XXI, se han reactivado propuestas más estructuradas dentro de facultades como Letras, Ciencias Sociales y Comunicación.
Cineclub de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP)
La PUCP ha tenido un rol importante en la formación académica y profesional del cine en el país. Su cineclub, junto con el impulso de su especialidad en Comunicación Audiovisual y la creación de la Escuela de Cine (la actual Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación), ha sido clave en la difusión de cine de autor, cine independiente y cine latinoamericano contemporáneo. El Centro Cultural de la PUCP también ha ofrecido un espacio constante para la proyección y discusión de cine, aunque con un enfoque más institucional. No obstante, iniciativas impulsadas por estudiantes, como cineclubs independientes dentro de las facultades, han complementado esta labor con enfoques más experimentales o temáticos.
Cineclubs universitarios en Arequipa: historia, identidad y resistencia cultural
Resulta innegable que Arequipa ha sido históricamente un centro cultural importante del sur peruano, con una vida universitaria activa y un público cinéfilo exigente. En este contexto, los cineclubes universitarios han desempeñado un papel fundamental en la formación de pensamiento crítico, la difusión de cine alternativo y el fortalecimiento de una identidad audiovisual propia.
Quizás, el caso de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) resulte uno de los más satisfactorias como semillero de cine y debate en el sur del país. La Universidad Nacional de San Agustín ha albergado desde hace varias décadas experiencias significativas de cineclubismo, especialmente promovidas por estudiantes y docentes de las facultades de Humanidades, Educación y Ciencias Sociales. Durante los años 70 y 80, en un contexto de efervescencia política y reflexión intelectual, surgieron varios colectivos que utilizaron el cine como medio de análisis social y político. Estas actividades estaban influenciadas por el auge del cine latinoamericano, el neorrealismo italiano y el cine soviético. A pesar de las dificultades económicas o de infraestructura, los cineclubs se sostenían por el compromiso militante de sus organizadores.
En este apretado contexto, el referente continental lo constituye el Cineclub Universitario de la UNAS, en Arequipa, Perú: en el marco del cineclubismo universitario latinoamericano, donde múltiples iniciativas han surgido, desaparecido o evolucionado con el paso del tiempo, el Cineclub Universitario del Centro Cultural de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (Perú) se erige como el más destacado por su continuidad, solidez institucional, impacto formativo y programación especializada.
A diferencia de otros cineclubs emblemáticos que han atravesado interrupciones, reconfiguraciones o reducciones de actividad, el cineclub de la UNSA ha funcionado ininterrumpidamente desde junio de 1991, ofreciendo programación diaria de lunes a viernes por más de 34 años. Incluso durante la pandemia de COVID-19, su paso a la modalidad virtual permitió mantener una programación diaria, ampliada a los siete días de la semana, demostrando un compromiso inusual con la formación y el acceso al cine.
Este nivel de continuidad sin pausas, sumado a su rigurosa curaduría temática, que incluye ciclos por directores, géneros, cinematografías y figuras del cine mundial, y su pertenencia a un complejo cultural universitario pionero en el Perú —el Centro Cultural UNSA— le otorgan un carácter único y ejemplar en la región.
Además, al tratarse de funciones gratuitas y abiertas a todo público, el cineclub no solo cumple una función académica, sino también democratizadora, extendiendo el derecho al cine más allá de los límites de la universidad.
Por estas razones, puede afirmarse que el Cineclub Universitario de la UNSA no solo es el más antiguo en actividad continua del Perú, sino también el más constante y ejemplar de América Latina, tanto por su alcance, como por su puntualidad programática, diversidad temática y vocación pública.
Forma parte del Centro Cultural de la UNSA, el complejo cultural universitario más antiguo del país, modelo para otras universidades, con múltiples auditorios, salas de arte y actividades multidisciplinarias. Su programación abarca ciclos temáticos, cinematografías internacionales, cine de autor, géneros y filmografías completas de grandes directores como Kubrick, Welles, Lynch o Cronenberg. Durante la pandemia de 2020, ofreció funciones virtuales diarias, de lunes a domingo, accesibles desde cualquier parte del mundo. Todas sus funciones son gratuitas y abiertas al público, cumpliendo una misión educativa y social. De este modo, por su continuidad, profundidad curatorial, vocación formativa y apertura al público, se considera el cineclub universitario más importante de América Latina en funcionamiento actual.