martes 15, abril, 2025

El cine y el teatro en la vida de Mario Vargas Llosa

Raúl Adalid Sainz

Comenzaré este viaje de recuerdo a las adaptaciones de la obra de Mario Vargas Llosa al cine. Tres películas me ocupan. La tercia me trajo recuerdos a ellas con el deceso del gran escritor peruano. De mis primeras imágenes cinematográficas que me marcaron en la adolescencia fue aquella mordida de un feroz perro en la regadera de un colegio a un niño llamado «Cuellar».

La mordida fue en el pene. Era la película mexicana, «Los Cachorros», de Jorge Fons. 1973 su estreno. Una cinta donde toda la masculinidad herida, por la castración, era interpretada magníficamente por Pepe Alonso en su edad adulta. La belleza de Helena Rojo (ganadora del Ariel por esa cinta) como su novia, me es inolvidable. «Cuellar», despliega su dolor en violencia y soledad. El cuento de Vargas Llosa es adaptado en guion por Jorge Fons, y logra una estupenda película.

En esa crítica de Vargas Llosa hacia los comportamientos machistas en colegios, que después se desarrollarán en la edad adulta, en clases privilegiadas, en discursos de actuar de doble moral, fue mi recuerdo a otro reclutamiento de encierro en «La Ciudad y los Perros», estupenda película peruana de Francisco Lombardi.

Esta cinta se presentó en la «Muestra Internacional de Cine», en México, en 1986. Aún recuerdo esa primera secuencia del personaje llamado «El Jaguar», defendiéndose del acoso (la novatada) de los avanzados reclutas de un colegio militar.

La película era un mural extraordinario del servicio castrense a los jóvenes en Perú. Francisco Lombardi detallaba perfectamente situaciones y personajes, de la homónima, excelsa novela, de Mario Vargas Llosa. Hay un personaje llamado «El Poeta», que uno adivina es el escritor. Esa novela del peruano, es la visión del autor a los represivos modelos de preparación militar latinoamericanos, y sus consecuencias.

La tercera película en la remora, es a «Pantaleón y las Visitadoras». Película peruana, también de Francisco Lombardi. Cinta del año 2000. La corrupción, el creer preceptos militares como verdades, son desnudados. Otra excelente adaptación cinematográfica a la cuarta novela de Vargas Llosa. Aquí en esta película me es inolvidable la actriz colombiana Angie Cepeda. En una sensualidad inquietante de su personaje.

Francisco Lombardi rindió un homenaje a Mario Vargas con otra de sus cintas llamada: «Tinta Roja». Se la dedicó porque decía que debía mucho al escritor por su visión sobre el Perú. Su obra literaria le daba clarificación y reflexión, acerca de lo que era la sociedad de su país. Esta película llamó mi atención pues planteaba que un sector como el de la nota roja de un periódico podía también ofrecer posibilidad de hacer buena literatura.

Me es inolvidable, una puesta teatral en México, al trabajo dramatúrgico de Vargas Llosa. Me refiero a la obra: «La Señorita de Tacna». Los recuerdos de un escritor hacia su tía, llamada en cariño como «La Mamáe». Espléndido montaje del director teatral José Luis Ibáñez. Teatro Hidalgo, 1983 el año.

El mundo de una familia peruana, visto en el entorno de vida de un Perú provinciano. Las buenas costumbres, la moral, la religión, eran siempre desnudadas por Vargas Llosa en la imposibilidad humana de llevarlas a cabo.

Estas fueron las imágenes que se me presentaron al saber del fallecimiento de un gran escritor que disfruté mucho como lector. Su discurso narrativo, su creación de situaciones y personajes, así como su imaginación, me parecen deslumbrantes.

Queda también su obra en el cine y en el teatro. Hoy simplemente quise descorrer este telón que es vida para mí.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

Compartir en: