Luis Alberto Vázquez Álvarez
Este efecto es un sesgo cognitivo en el que personas con bajos niveles de habilidad o conocimientos tienden a sobreestimar sus propias capacidades. Fenómeno social e individual identificado por los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, según el cual, personas incompetentes cometen múltiples errores. Desaciertos garrafales que además son incapaces de reconocer debido a su falta de discernimiento e insuficiencia intelectual, siendo impermeables al cambio y/o a entender sus equivocaciones, incluso, insisten en ellas y se aferran a las mismas; como último recurso, crean cortinas de humo para tratar de ocultar sus incapacidades, realizando burdos montajes mediáticos.
Las consecuencias de dicho efecto en el ámbito social resultan generalmente graves, ya que la sobreestimación de las habilidades de personas e instituciones afectan consideraciones valiosas. Por ejemplo, en recientes entrevistas callejeras a personas que decían saber de política internacional y se identificaron como miembros de la oposición, se les preguntó si estaban de acuerdo que Trump le pusiera “aranceles” a México: aseveraron que sí, que creen que se verá muy bien, que le quedarán maravillosos y que, además, hasta que por fin alguien hace algo para que México luzca elegante.
Un prototipo de candidatos y Líderes Políticos destaca la sobreestimación de sus capacidades, creyendo que están mejor preparados para gobernar o tomar decisiones importantes. Esto puede llevar a la implementación de políticas ineficaces y/o mal informadas; toman resoluciones trascendentes basadas en su miope percepción de la realidad incluso internacional, con consecuencias graves para la gobernanza y el bienestar de la sociedad. El más claro ejemplo de esto se vivió cómicamente hace un año aquí, en México, cuando la excandidata de la narcoalianza PriAnista dijo en varias ocasiones ser la mejor ingeniera del país y otras linduras sobre su genial inteligencia, aunque sin ni siquiera saber sumar y entender que el máximo porcentaje es cien por ciento, no ciento treinta.
Ahora mismo, en los Estados Unidos de América está apareciendo el llamado «Trump Derangement Syndrome» (TDS); el cual varios científicos sociales lo clasifican como enfermedad mental debido a la actitud de polarización extrema que genera dicha figura política. Sus actuaciones mediocres provocan reacciones muy intensas tanto de admiración como de rechazo. Analizándolo más profundamente, se descubre la invasión de una ceguera emocional que le lleva a exagerar cualquier acto suyo y minimizar las múltiples confusiones que perpetra. Por un lado, sus seguidores lo ven como un líder que desafía a las élites tradicionales y representa un retorno al “sentido común” según su fascista visión; pero sus detractores lo perciben como una amenaza a los valores democráticos y sociales lo mismo en su nación que en el mundo entero.
Existen ejemplos que muestran cómo Trump puede generar reacciones muy intensas y polarizadas, afectando tanto la percepción pública como el debate político al cambiar opiniones de la noche a la mañana y generar distractivos históricos como la reciente “desclasificación” de los archivos del asesinato de John F. Kennedy que está generando una conexión emocional profunda entre el pueblo norteamericano que gusta de misterios no revelados.
Otros ejemplos de decisiones desastrosas por políticos que sufren este efecto fue Boris Johnson quien siendo primer ministro promovió y provocó la salida del Reino Unido de la Unión Europea con promesas y expectativas positivas para el pueblo inglés que no se han cumplido y siguen generado problemas económicos y políticos que aún persisten y sufren los británicos. Otro ha sido Nicolás Maduro al que un “pajarito” a nombre de Hugo Chávez le comunicó información importante. Destacan líderes de la oposición mexicana de 2024 que terminaron destruyéndola, uno desaparecido, otro ya defenestrado, aunque dejó a otro idéntico a él y el tercero, el más corrupto, aferrado a la dirigencia, algo que festejamos ya que definitivamente acabará con el partido más antiguo del país, aunque haya cambiado de nombre. “Cuando tu enemigo está cometiendo errores, déjalo, no lo distraigas” paráfrasis de Napoleón.
Amén de columnistas nazifascistas del PRIAN que, en la desesperación por su terrible caída y nula aceptación popular, publican patrañas como encontrar acarreos en manifestaciones populares; les es imposible aceptar que el pueblo quiera manifestarse libremente; “Quien profiere una mentira no imagina que ahora estará obligado a inventar 20 más para sostener la primera”.