domingo 13, abril, 2025

DONALD DEVUÉLVEME MIS ALIADOS Y MIS DERECHOS

Luis Alberto Vázquez Álvarez

En el año 9 de nuestra era, el Bosque de Teutoburgo (Germania) se convirtió en la tumba de tres legiones romanas, (aproximadamente 20 mil soldados) y escenario de la más denigrante derrota jamás sufrida por el imperio Romano; el desastre fue devastador y tuvo un impacto significativo en su estrategia militar a futuro.

Una alianza de tribus germánicas encabezada por Arminio, (Germano de origen, pero educado en Roma en el campo social y militar, quien hoy es héroe teutón, símbolo de la lucha por la libertad) y tres legiones romanas dirigidas por Publio Quintilio Varo fueron los protagonistas.

Roma desde años atrás había intentado colonizar la Germania y había enviado a sus legiones invencibles a la región. Arminio reunió un ejército de guerreros nativos y mediante señuelos ingeniosos obligó a los romanos a transitar por el bosque de Teutoburgo; zona ideal para una emboscada fatal para los latinos. Varo cayó en el engaño y el resultado fue una catastrófica derrota de los romanos que perecieron casi todos y Varo se suicidó.

El emperador Augusto desesperado por la pérdida, exclamaba continuamente en su palacio y por las calles:  «Varo, devuélveme mis legiones» y seguía mintiendo sobre la fortaleza de su ejército y economía. Esta frase se volvió histórica y hasta simbólica de un descalabro que hoy mismo podemos escuchar en los Estados Unidos de América y otras partes del mundo. Para muchos historiadores, este fracaso militar marcó el inicio del fin de la hegemonía romana. ¿Estaremos repitiendo en una analogía actual la muerte de otro imperio tan fatal e inhumano como aquel?

Para convertir esta historia real en metáfora, necesito pedir permiso al magnifico León Felipe para parafrasear su excepcional poema: “Yo Soy El Gran Blasfemo”:

“…Y a la hora de las sombras subterráneas, la blasfemia reclama sus derechos como canción en el crepúsculo del neoliberalismo, el grito reclamante es el primero…”

Estas son las voces que reclaman:

Los pingüinos y focas de la isla Heard y McDonald, braman: Donald devuélvenos nuestro hielo sin aranceles.

Wall Street: Donald, devuélvenos los trillones de dólares que evaporaste de nuestros inversionistas minoristas por tus falsas amenazas de aranceles y abrumadora incertidumbre; y luego que cayeron sus acciones, enviaste información privilegiada a tus amigos billonarios para que las compraran muy baratas, inmediatamente pausaste los aranceles y las acciones se fueron a las nubes haciendo trillonarios a unos cuantos, incluyéndote y pobres a quienes vendieron. Actuaste idéntico que los naziprianistas mexicanos en el “error de diciembre” de 1994 que dejó al país endeudado por décadas.

Partido Republicano: Donald devuélveme mis votos

Jubilados: Donald devuélveme mis pensiones

Burócrata: Donald devuélveme mi trabajo

Varios tribunales federales están exigiendo: Donald, devuelve a los deportados que inconstitucionalmente secuestraste y mandaste a El Salvador.

Los senadores republicanos que utilizan pines dorados con la cara de Trump y que lo inflaman con el culto a su personalidad empiezan a reclamar: Donald devuélvenos nuestra identidad que te entregamos.

Los supremacistas blancos que adoran hasta sus heces: devuélvenos la dignidad que nunca hemos tenido.

Florida grita: Donald, devuélveme mis turistas canadienses

Coca Cola, Amazon, Wall Mar y Apple exigen: Donald, devuélvenos nuestros clientes

Los tribunales de Nueva York están exigiendo: Donald devuelve el fuero presidencial que usas ilegalmente para salvarte de las sentencias de 34 cargos de los que te hemos juzgado culpable.

Ciudadanos norteamericanos: devuélvenos las inmensas riquezas ofrecidas gracias a estos aranceles que acabas de pausar. Entonces: ¿debemos esperar 90 días para recibir los dos billones diarios que íbamos a ganar?

Finalmente; el mundo entero: devuélvenos la seriedad; aplicas o pausas los aranceles o simplemente juegas para burlarte de todos.

El único grito alentador es de la anencefálica ultraderecha mexicana que aplaude el cobro del agua del tratado de 1944 y pide contundencia en acciones denigrantes disfrazadas de rescates.

Pero la cereza del pastel es el grito que vocifera ahora Trump quien le pide al senado de su país: Devuélveme mis senadores republicanos que se unieron a los demócratas para crear la Ley de Revisión de Impuestos 2025; esa que me obliga a respetar los acuerdos del congreso para aplicar aranceles internacionales. Suplica, además: respeten mi mitomanía, sin ella me siento despojado de mi despotismo absoluto.

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