Y se hizo la luz
Marcos Durán Flores
Un 21 de octubre, pero del año 1879, Thomas Alva Edison, un inventor y científico estadounidense dijo ¡Hágase la luz y se hizo la luz! Fue ese día ocurrido hace ya 144 años, en que funciono al fin la bombilla incandescente y con ella, la chispa que encendió una revolución que electrizó al mundo. La historia registra que fue en el número 8 de la Rue Scribe, la dirección de la Ópera de París en ocasión de la Exposición Universal. Atrás quedaron los esfuerzos de Joseph Swan, Nikola Tesla y George Westinhouse por masificar el uso de la energía eléctrica. En 1880 a Alva Edison se le concedió la patente de la bombilla eléctrica incandescente, que consistía en un hilo de carbón dentro de una burbuja de vidrio sin aire. A partir de eso, desarrolló una empresa que ofrecía electricidad para iluminar las ciudades del mundo.
Empezó en 1882 en Nueva York, en la zona de Manhattan, donde sus primeros clientes 59 utilizaban 110 voltios de energía eléctrica. Un letrero colgaba en las casas y comercios iluminados por su luz: «Esta habitación está iluminada con luz eléctrica de Edison. No intente iluminarla con un fósforo. Simplemente, encienda el switch ubicado en la pared». Surgía así la Edison Illuminating Company, que años más tarde se convirtió en la General Electric, compañía global en las ramas de motores para aviones y trenes, generación de energía, procesamiento de agua, electrodomésticos, imagen médica, productos industriales y servicios financieros. En la actualidad tiene operaciones en 100 países empleando más de 300 mil personas, con una facturación anual de 80 mil millones de dólares.
Convencido de que la investigación y el desarrollo eran parte fundamental en el éxito de cualquier empresa, Edison fundó en 1887 un gran laboratorio de experimentación en Nueva Jersey que actualmente está convertido en museo. En ese tiempo se le conocía como el brujo de Menlo, ya que predijo con gran exactitud muchos de los inventos e innovaciones que hoy rigen nuestra vida: Afirmaba que las máquinas a vapor desaparecerían y que los viajeros en el futuro se trasladarían alrededor del mundo «en máquinas colosales a 320 kilómetros por hora». También presagió que los humanos podríamos leer en «hojas de níquel, tan ligeras para ser sostenidas por el lector» y que podríamos acumular una pequeña biblioteca en un simple volumen. Incluso dio las medidas: un libro de 2.5 centímetros de ancho que podría almacenar toda la Enciclopedia Británica. Edison describía con 100 años de anticipación a las tablets.
Pero ni aun su infinita imaginación lo llevó a pensar que su invención sería la más profunda y dramática para la humanidad desde que el hombre pudo controlar el fuego y crear la rueda. Al innovar y crear comercialmente el foco, Thomas Edison ayudó a iluminar un mundo en penumbras.
Es por eso que en 1878 fue nombrado miembro de la Legión de Honor Francesa y en 1928 el Congreso de su país hizo lo propio distinguiéndolo con la medalla de oro por sus inventos revolucionarios que dieron luz y brillo a Estados Unidos, colocándola como una potencia tecnológica en la industria eléctrica, la música y el cine entre otras.
Pero fue la noche del 18 de octubre de 1931, cuando los hogares de Estados Unidos apagaron la luz durante un minuto para homenajear en su muerte a Thomas Alva Edison, ciudadano estadounidense que se autodenominaba como un inventor y no un científico y que afirmaba que «El genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor». Edison es el responsable del éxito comercial de la lámpara incandescente, el foco, y fue un prolífico inventor y empresario que logró patentar a lo largo de su vida 1,093 desarrollos.
Algunos años después de su muerte, entre las pertenencias de Thomas Alva Edison se encontró un plano. Se trataba de las instrucciones y diseño de una máquina que buscaba perturbar la continuidad del tiempo y que alteraría el espacio temporal, algo sobre lo cual habían escrito Planck y Einstein. A esto se le bautizó como «Proyecto Limix», aunque jamás se encontró evidencia de que hubiera podido crearla. Pero quién sabe, quizás algún día tengamos a Edison de vuelta para que nos siga iluminando con su genio e ingenio.
@marcosduranf