martes 20, mayo, 2025

Dogma de Fe 

Marcos Durán Flores

Solo por una noche: Diez años son los Bee Gees 

Fue el 20 de mayo de hace diez años, en que supe de la muerte de Robin Gibb, integrante del grupo los Bee Gees. Él había formado junto a sus hermanos Maurice, también fallecido, y Barry, el único que sobrevive, uno de los grupos musicales más famosos de la historia. 

Los Bee Gees, dominaron la escena musical de los lejanos años setenta vendiendo más de 200 millones de discos, y hoy son parte del Salón de la Fama del Rock & Roll. Por mucho tiempo, el álbum de la banda sonora de la película Fiebre de sábado por la Noche fue el disco más vendido hasta que Michael Jackson y Thriller les arrebataron esa distinción.

Antes del surgimiento de la música disco, los Bee Gees gozaban ya de fama con canciones como How Can You Mend a Broken Heart, I Started the Joke y Massachusetts que los habían colocado como una banda creativa y exitosa. Pero la película Fiebre de sábado por la Noche fue un fenómeno y su popularidad alcanzó alturas sorprendentes.

La cinta es para los más feroces críticos la quiebra cultural de la década, pero para la mayoría, se trataba de un relato memorable de la cultura pop estadounidense, la inauguración de todo un movimiento: el de la música disco con las pistas de baile iluminadas por el neón y las bolas de espejos emitiendo rayos de luz.

El auge de la música disco en la década de los años setenta, tuvo un enorme impacto cultural. La gente la escuchaba en la radio, la bailaba y hasta llegó a afectar la moda. Sus raíces fueron múltiples, pero todos tenían un vaso comunicante: la pobreza, la depresión general y la monotonía que sentía una generación que no visualizaba la prosperidad económica de otras épocas; eran jóvenes que tuvieron que lidiar con el desempleo, la inflación y la desesperanza.

Se trataba del retrato de un mundo oscuro, uno que había perdido la inocencia y que despertaba apenas de la barbarie de Vietnam. Una sociedad que aún no se reponía de las promesas incumplidas y los sueños truncados de los movimientos sociales de finales de los sesenta que, como todo, terminaron corrompiéndose.

Así, la música disco se convirtió en un movimiento tan estruendoso y masivo porque surgió de las clases bajas en donde muchos se veían en los zapatos de Tony Manero, el personaje que interpretaba John Travolta, un joven que buscaba una oportunidad para salir de la monotonía, para olvidar solo por una noche los trabajos sin futuro y la realidad brutal que se imponía.

Las noches de disco en el Studio 54 de Nueva York, eran la oportunidad para huir de un mundo sombrío, del presente sofocante. Entrar a la disco era el boleto para escapar, aunque fuera solo por una noche, del aburrimiento, la violencia y la degradación que imponía la crisis económica global. En la disco, como dice el dicho, todos los gatos son pardos y se convertían en el único sitio, en donde el glamour y las luces brillaban para todos. Afuera de la disco, se dejaban las clases sociales; adentro, la pista de baile los volvía iguales.

Favoritos de mis tíos, nadie en su sano juicio puede negar que junto a ABBA, Barry White, Dona Summer, KC & The Sunshine Band, Kool & The Garng, Earth, Wind and Fire, Boney M, Gloria Gaynor, Blondie, Patrick Hernandez, Walter Murphy, John Paul Young, The Trammps, Village People, Rick James y los Bee Gees encabezaron exitosamente ese movimiento y para muestra, ahí están Night Fever, Stayin Alive, You Should be Dancing, More than a Woman, If I Can´t Have You, y Tragedy, íconos de la música disco.

La tarde en que me enteré de la muerte de Robin Gibb, vi, junto a mi esposa Sandra, un concierto memorable de las Vegas, uno de los últimos que los Bee Gees dieron y que nombraron  Solo por una Noche. La muerte de Robin era el final del grupo y eso nos produjo una mezcla de nostalgia y melancolía.

Todo eso me llevó a recordar a Monclova de los años setenta y a mis tíos Jaime y Gerardo, alistándose para irse a la disco J&G, la más famosa de la época. Pantalones acampanados de poliéster blanco, camisas de seda, zapatos de plataforma y el pelo largo. Al volver de la disco, los escuchaba platicar de sus conquistas, sus peleas y de anécdotas simpáticas. Al fin, el mundo los aceptaba como sus iguales, aunque esto fuera solo por una noche.

@marcosduranfl

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