Marcos Durán Flores
Solo hay un tipo de guerra: La del dinero
Durante siglos, el principio organizador de las civilizaciones ha sido la guerra. Los grandes imperios de la historia, como el romano, mongol, español y británico, basaron su desarrollo y expansión sobre la base de la guerra y la concentración de territorios para explotarlos comercialmente. Muchos expertos coinciden en que las guerras tienen en común dos cosas: disputas religiosas o comerciales. La guerra de Independencia en los Estados Unidos tuvo como motivo una batalla entre británicos y franceses por los productos básicos y las rutas comerciales. Y aunque con los años a esta guerra se le dio un sentido patriótico, la libertad de los Estados Unidos contra los europeos, pero el fondo fue una batalla comercial.
La invasión británica en la India que comenzó con el conflicto de la Compañía de las Indias Orientales en el Siglo 17, tomando los derechos comerciales que los mongoles les habían cedido, fue aprovechada por los ingleses que, ante un Imperio indio que se debilitaba, lo invadieron para hacerse del control de materias primas como especias, textiles, piedras preciosas y opio.
La guerra del Opio entre chinos e ingleses entre los años de 1839 a 1842, no fue más que la reacción de los británicos a la negativa de los chinos de que siguieran importando esa droga a su país, lo que significaba la pérdida de importantes ingresos para el Imperio británico.
La guerra civil estadounidense se centró en la abolición de la esclavitud, pero el fondo fue que la demanda de algodón y otros productos agrícolas habían causado dado una extrema dependencia en las economías de los estados sureños en esos productos. El algodón superaba ampliamente al suministro debido al bloqueo de la Unión, y la confederación emitió bonos comprados por instituciones europeas que tenían una característica convertible que les permitía canjear por oro o un volumen fijo de algodón, convirtiéndolos en el favorito de los comerciantes especulativos. Después de la guerra, los Estados Unidos se negaron a honrar cualquier deuda de los confederados.
El ataque de Japón a Pearl Harbor fue precedido por el embargo que los Estados Unidos al imperio japonés para no suministrarles petróleo, metales y productos alimenticios en el sur de Asia. El ataque fue un intento de Japón para sacar a los EU de la guerra y acceder a productos básicos.
Al principio de la Segunda Guerra Mundial, Alemania y Rusia firmaron un pacto de no agresión. Sin embargo, a medida que la guerra progresaba, para Alemania se hizo cada vez más difícil obtener petróleo para sus aviones y tanques, así que decidieron invadir Rusia para tener acceso a los granos de Ucrania y a los pozos petrolíferos rusos.
En 1990, después de que Irak acusó a Kuwait de robar su petróleo, invadió ese país para controlar sus reservas de petróleo, frenar su producción y aumentar los precios mundiales para poder pagar la deuda que acumuló al financiar su guerra con Irán. La reacción de Estados Unidos de declarar la guerra a Irak fue controlar el petróleo de Kuwait… y de Irak.
Usted lo sabe, la primera intervención francesa en México, la Guerra de los Pasteles fue la reclamación de un ciudadano francés de apellido Remontel, que acusaba al Gobierno de Santa Anna que, en 1832, unos oficiales del Ejército se habían comido unos pasteles sin pagarlos, por lo que demandaba una indemnización. La respuesta de Francia fue la invasión a México. Sí, por unos pasteles.
Hoy la nueva tensión mundial ha salido del nuevo gobierno de Donald Trump imponiendo aranceles a quien se le atraviese excesivos a todos los productos de acero y aluminio que entren a su país. Trump ha iniciado su propia guerra comercial, causando una reacción negativa mundial que ha generado tensiones geopolíticas.
Existe preocupación por la volatilidad e imprevisibilidad de la política estadounidense, así como por el creciente temor de que, si se mantienen los altos aranceles, el mundo se encamine hacia una recesión.
Pero a cada declaración de un país de que responderán de la misma forma, la respuesta de Trump ha sido cada vez más álgida, amenazante. Así que nada bueno puede surgir de este nuevo episodio, pues tal y como lo aseguraba Hitler: “Cuando se inicia una guerra, lo que importa no es tener la razón, sino conseguir la victoria”
@marcosduranfl