lunes 6, enero, 2025

Dogma de Fe 

Marcos Durán Flores

¿Es posible un trasplante de cerebro?

La maldad del diabólico doctor Frankenstein, nieto de Víctor Frankenstein, el personaje de la novela escrita por la inglesa Mary Shelley, parece no tener límites. Cegado por el dolor que le causa la muerte de su esposa a causa de un tumor cerebral, este científico loco trabaja sin descanso en su laboratorio, lugar en donde realiza macabros experimentos con un solo propósito: Traerla de vuelta de la muerte.

Para lograrlo, el malvado doctor Frankenstein secuestra a mujeres inocentes para ¡Trasplantarles el cerebro!; y aunque fracasa en muchos de sus intentos, eso parece importar muy poco, pues la práctica le permite afinar su técnica. Los resultados de los fallidos experimentos son lanzados a las calles, causando terror entre la población. Pero había más, pues al tiempo que intentaba trasplantar un cerebro para su mujer, busca también crear al monstruo perfecto, uno invencible y que obedezca solo a sus órdenes; pero esta abominación solo puede ser posible si tiene ¡El cerebro del mismísimo Santo!

Claro que esto agrada muy poco a El Enmascarado de Plata, quien, junto a su gran amigo Blue Demon, enfrenta al malvado científico, que jamás imaginó que los superhéroes mexicanos tenían no solo cerebro, sino corazón a prueba de todo. Al final, el bien vence al mal, y con esto se logra evitar una aberración de la ciencia médica. La película El Santo y Blue Demon contra el doctor Frankenstein fue estrenada en 1974 y pudiera catalogarse como cine bizarro. En ese tiempo, nos parecía entretenida, pero francamente ridícula, pero 50 años después la ciencia puede darnos una sorpresa.

Y es que hace diez años, la comunidad científica se sacudió con un artículo publicado en la revista Surgical Neurology International. En esa publicación, el doctor Sergio Canavero, del grupo de neuromodulación avanzada de Turín, Italia, propone el trasplante de cabezas para salvar la vida de personas cuyos órganos están plagados de cáncer. Apenas en una entrevista del pasado mes de noviembre, Canavero aseguraba que la ciencia y la tecnología estarán disponibles para prevenir los principales obstáculos, como la fusión de la columna vertebral, y prevenir que el sistema inmunológico del cuerpo rechace la cabeza implantada

Como antecedente, cita un experimento de 1954 llevado a cabo por el cirujano soviético Vladimir Demikhov, que realizó un trasplante de cabeza en un perro. El experimento de Demikhov fracasó, pues el cachorro solo sobrevivió dos días.

La publicación, dice que el primer trasplante de cabeza con éxito se llevó a cabo en 1970 y fue dirigido por el doctor Robert J. White de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Ohio. La cabeza de un mono se trasplantó en el cuerpo de otro; y el mono vivió durante nueve días hasta que su sistema inmunológico rechazó la cabeza.

Desde entonces, muchos de los procedimientos quirúrgicos implicados en el proceso han progresado enormidades y, en palabras de Canavero: Estamos en un momento en que los aspectos técnicos son viables. El científico italiano aclara las dudas que surgen en algo tan delicado y complejo. Afirma incluso que una vez realizado el trasplante, la persona se despertará y será capaz de mover y sentir su cara y hablar con su misma voz. 

Hace menos de 100 años, la posibilidad del trasplante de córnea, corazón, hígado, páncreas, pulmón o riñón parecían un asunto de ciencia ficción y hoy se practican a diario. Lo mismo puede suceder con el trasplante de cabeza. Canavero asegura que ya ha realizado experimentos en animales y cadáveres humanos, aunque sus resultados son cuestionados. Su primer voluntario fue Valery Spiridonov, un científico ruso con una enfermedad degenerativa, que, al final, rechazó la operación por un debate ético con su familia. 

Lo que estoy seguro es que, de llegar a necesitarse, estoy seguro de que el doctor Canavero elegiría el cerebro de algunos personajes políticos de la Laguna de Coahuila, en especial de Torreón, y no se trata de que posean un enorme coeficiente intelectual; la razón es muy simple: Sus cerebros deben ser un bien muy deseado, ya que jamás han sido usados. Están nuevos. 

Lo triste en esta historia, es que la posibilidad del trasplante de cabeza no estará disponible pronto , lo que nos confirma una sola cosa: La ciencia siempre llega tarde.

@marcosduranfl

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