domingo 24, noviembre, 2024

Dogma de Fe 

Marcos Durán Flores

Luna menguante

Aunque carece de ella, su luz brillante ha guiado a la humanidad por miles de años. Su gravedad es baja, pero su fuerza de atracción es causante de las mareas. Gira alrededor de la Tierra, su eterna compañera por los últimos 4 mil millones de años, pero jamás veremos su cara oculta. Aunque sin prueba científica se dice que afecta tanto nuestro comportamiento que su belleza ha sido motivo del amor y el desamor, tanto que el maestro Jaime Sabines recomendaba “tomarla a cucharadas cada dos horas pues es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía”.

En la antigüedad, algunos pueblos creían que era un espejo que reflejaba las tierras y mares de la Tierra y por siglos se utilizó como modo para medir los días y los meses. Durante las noches es el objeto celeste más fácil de encontrar en el cielo, claro, siempre y cuando este allí, aunque siempre lo está.

La Luna es el único satélite natural de la Tierra, pero no es la única en el sistema solar ya que existen 4 lunas más. Ubicada a 384 mil 403 kilómetros de distancia, a la Luna le toma 27.3 días para girar sobre su eje y orbitar la Tierra. Su superficie está llena de cráteres debido al número de impactos de cometas y asteroides que ha recibido ante la falta de atmósfera y tiene montañas tan altas como los Montes Apenninus con una altura de 4 mil 700 metros. Su clima es extremo 107 grados Celsius durante el día y -153 durante la noche y bien es sabido que las mareas en la Tierra son en su mayoría causadas por la fuerza gravitacional que jala desde la Luna y que un eclipse lunar ocurre cuando la Tierra se encuentra entre el Sol y la Luna.

Fue Galileo Galilei el primero en utilizar un telescopio para observar la Luna, a la que en su libro “Sidereus Nuncius” o “Mensajero Sideral”, quizás la primera obra de divulgación científica de la historia, describe como una superficie áspera y montañosa. El Pisano escribió en 1610 “Hermosísimo y agradabilísimo es ver el cuerpo lunar, alejado de nosotros casi 60 semidiámetros terrestres, tan cerca como si distase tan sólo dos de esas medidas, de modo que el diámetro de la propia Luna parezca casi 30 veces más grande. La Luna de ninguna manera está cubierta por una superficie lisa y pulida como pensaban los defensores del antiguo sistema aristotélico- ptolemaico, sino áspera y desigual”.

Las investigaciones sobre la Luna continuaron por 350 años más hasta que en 1959, la Unión Soviética logró con una nave espacial tomar las primeras fotografías de su cara oculta, que de oculta solo tiene el mito pues en realidad ambos lados de la Luna ven al sol, pero solo uno de ellos es visible desde la Tierra. En 1969, la NASA se anotó su más famoso logro al alunizar al Apolo 11 y Neil Armstrong el primer humano en pisar su suelo.

Hoy por la noche y mañana, buena parte del mundo presenciara la fase conocida como Luna Menguante, una de las cuatro fases de la luna que parecería son mágicas para el más allá, pero su base científica es simple. Y es que cuando la luna es nueva, significa que el sol y la luna están alineados en el mismo lado de la tierra y, como tal, el lado de la luna que mira hacia nuestro planeta no está iluminado.

A medida que la luna crece ‑Luna creciente‑ se debe a que la Tierra es una esfera y el ángulo entre el Sol, la Luna y la Tierra cambia a lo largo de cada mes. Esto hace que la parte iluminada de la Luna, tal como se ve desde la Tierra. 

La cantidad de luz que se refleja en la luna aumenta y esto significa que vemos más de la luna a medida que se acerca a su estado completo. A medida que la luna mengua, se vuelve a alinear con el sol y vemos cada vez menos de la luna a medida que avanza el tiempo. La luna creciente es un pequeño deslizamiento, ya que está cerca de alinearse con el sol una vez más.

Como “Mensajeros Siderales”, quienes tengan el privilegio de ver a través de modernos catalejos (así los llamaba Galileo pues no existía aún la palabra telescopio) y darse cuenta como Platón que “la astronomía incita al alma a mirar hacia las alturas y nos conduce desde este mundo a otro”. Estoy seguro que quienes disfruten de este eclipse, quedaran muy satisfechos pues como alguna vez escribiera Oscar Wilde, “Con la libertad, las flores, los libros y la Luna, ¿Quién no sería perfectamente feliz?

@marcosduranfl

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