Quien logre convencer al abstencionista, tendrá el triunfo asegurado
José Vega Bautista
Unos meses después de la pasada elección presidencial, la Comisión de Organización Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) presentó los resultados del Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018, el cual mostró que del 62.3 por ciento del electorado que acudió a votar, la participación de las mujeres fue mayor que la de los hombres por ocho puntos porcentuales.
En sesión extraordinaria, el Consejero Jaime Rivera Velázquez, presidente de la Comisión explicó que, en este estudio -que realiza el INE desde las elecciones de 2003-, se analizan las características de la población que votó y de la que no lo hizo durante las elecciones federales del pasado 1 de julio de 2018, a través de variables como sexo, edad y tipo de sección electoral, considerando los niveles de inferencia nacional, estatal y distrital.
Los resultados que se presentaron corresponden a información de 26 mil 950 listados nominales que se utilizaron durante la Jornada Electoral del 1 de julio de 2018, para anotar a las y los electores que acudieron a emitir su voto.
Con base en los resultados de las estimaciones muestrales, se calcula que 62.3 por ciento del electorado acudió a emitir su voto en la Jornada Electoral del año 2018. El estudio confirma que las mujeres votan más que los hombres, 66.2 por ciento contra 58.1 por ciento, una diferencia de ocho puntos porcentuales.
En cuanto al grupo de personas que no votaron (37.7%), 20.2 por ciento fueron hombres y 17.5 por ciento mujeres, con una diferencia de casi tres puntos porcentuales.
Es evidente la mayor participación del sexo femenino en las edades jóvenes y adultas hasta los 64 años.
En las elecciones federales y locales de 2018 destaca la aportación de los jóvenes de 18 años, que superaron la media nacional, al participar el 64.7 por ciento, aunque disminuyó entre los de 19 hasta los 34 años, que junto con los de 80 o más, fueron el grupo con mayor abstención.
Destaca que, los grupos de edades jóvenes y jóvenes-adultos entre los 19 y 34 años, en conjunto concentran más de 33 por ciento de la Lista Nominal, equivalente a 29.7 millones del electorado, de los cuales votaron poco más de 16 millones.
Los niveles más altos de participación se ubican en el electorado con rangos de edad de 60 a 74 años, con la participación de más de 72 por ciento de sus integrantes, no obstante, la población total de estos tres grupos de edad equivale apenas a 14 por ciento de la Lista Nominal, lo que significaría 9 millones de votantes de los poco más de 89 millones inscritos.
La participación ciudadana en secciones urbanas y no urbanas, considerando como no urbanas a las mixtas y rurales, el promedio de participación en ese subconjunto asciende a 63.3 por ciento. Comparado contra 61.9 por ciento de las urbanas, la diferencia apenas por arriba de un punto porcentual deja de manifiesto que, con esa clasificación de secciones, no hay una distancia sustancial en la participación ciudadana.
En los grupos de edad de 25-29 y hasta 55-59 años, se observa mayor participación en el ámbito no urbano, por arriba del total nacional en cada grupo; mientras que los del sector urbano no muestran diferencia respecto del promedio nacional.
El estudio plantea la hipótesis de que las mujeres de 50 años y más, de secciones no urbanas, sean el subgrupo de electores con mayor participación. Los grupos de 50-54 y 55-59 en mujeres, son los que logran los más altos niveles de asistencia a las urnas en las secciones no urbanas, pero además también podrían considerarse incluso los grupos de 45-49 y 60-64, pues prácticamente se encuentran en 75 por ciento de participación.
De acuerdo con las cifras registradas en los cómputos distritales de 2018, la participación ciudadana mostró diferencias importantes a nivel estatal, pues el porcentaje más alto se registró en el estado de Yucatán con más de 75 por ciento de asistencia a las urnas.
Un total de 12 entidades se situaron en alto grado de participación, con porcentajes entre 62.6 y 75.4 por ciento, entre las que se ubican siete con elección de gubernatura (Chiapas, Jalisco, Morelos, Veracruz, Puebla, Nayarit, Tabasco) y Ciudad de México, donde se eligió Jefatura de Gobierno.
Mientras que, la entidad con el nivel más bajo fue Sonora, con 51.9 por ciento de participación, a 25 puntos porcentuales de diferencia con Yucatán. (centralelectoral.ine.mx)
Ese es el diagnóstico del que deberían partir los partidos políticos y sus candidatos al buscar nuevos votos en esta campaña electoral, su reto es incentivar a esa población que ha optado por el abstencionismo.
Para ello deberán considerar, entre otras cosas, lo dicho por el el Dr. Miguel Ángel Monteverde Ávalos, profesor del Colegio de Ciencias Sociales y Humanidades en el Campus Mexicali de CETYS Universidad.
Para el Maestro Monteverde, “La abstención no necesariamente denota una renuncia a la participación política; más bien, representa una forma de expresar la inconformidad hacia el desempeño de la democracia, la poca confianza de los partidos políticos y el descontento con los gobiernos federal y local”.
Respecto al voto juvenil el especialista señala: “Es esencial analizar las condiciones materiales que influyen en la participación del electorado juvenil, prestando atención a sus necesidades inmediatas, escuchando lo que les importa, incomoda y desean”.
De acuerdo con el especialista, “Nos encontramos en una época caracterizada por la precarización laboral que genera incertidumbre, crisis de salud mental, dificultades en el acceso a la educación y seguridad social, factores que hacen que las soluciones que presenta la oferta política actual resulten poco atractivas, careciendo de identificación o representatividad para este sector poblacional. Sin espacios institucionales para deliberar preocupaciones existenciales, es difícil construir identificaciones y significados compartidos de comunidad y de bien común”.
Dicho de otra manera, la baja participación electoral está arraigada en la poca vinculación entre las demandas del joven, -materiales, intelectuales y emocionales- y las posibles soluciones propuestas por los diversos actores políticos.
En este contexto, “es necesario revisar cómo el Estado, las instituciones y las actuales ofertas políticas enfrentan y responden a esas demandas materiales y simbólicas”.
Consideró importante que las instituciones electorales y políticas del país se involucren activamente en escuchar las necesidades de este grupo, fomentando campañas de credencialización, diálogos y conversatorios con actores políticos en espacios que han sido apropiados por la juventud, como la universidad.
Finalmente señaló: “La construcción de agendas centradas en educación electoral, con la participación de diversos actores políticos, especialmente los jóvenes, es una estrategia efectiva para promover el voto y la participación en la esfera pública y, de esta manera, consolidar una democracia participativa”. (cetys.mx)
Queda claro que la ciudadanía necesita instrumentos y motivación para participar y, que, quien logre consolidar ese encuentro o reencuentro del electorado abstencionista con la casilla electoral tendrá a su mano la posibilidad de triunfo el próximo 2 de junio.
@Pepevegasicilia