Te quiero Saltillo
Héctor Reyes
Saltillo, como lo he dicho, siempre me ha dado muchas cosas.
A está ciudad le agradezco muchas cosas, a pesar de que como a muchas personas, aquí he enterrado a familiares y amigos, como a mi papá, que sin ser de esta bella ciudad, me inculcó la tradición de ser saltillense.
A propósito del 448 aniversario de la ciudad, me llegaron unas líneas de algún o alguna saltillense que quiere a su tierra, un servidor lo complemento con algunos párrafos e ideas, que hoy comparto, a ver qué les parece:
¿Dónde queda Saltillo?
Saltillo queda, donde son expertos en carne asada, aquí nos encanta el pan de pulque, además de los tamales, el cabrito, la cajeta de membrillo, los higos, los dulces de nuez de la calle de Salazar y la leche quemada.
Aquí, nos acostumbran a desayunar barbacoa y menudo los domingos, aunque llega cierta edad que debemos de calmar ese placer culinario.
Saltillo es el lugar donde se ven las montañas y de cerquita el cielo.
Saltillo es donde hablamos golpeado y miramos de frente, pero con un gran corazón. Aquí como bien me dijo mi amigo Raúl López, nombramos a las calles con el denominativo “de” … “Voy a la de Victoria”, “Está por la de Allende”.
En Saltillo decimos, “vamos pa arriba o pa abajo”, pero siempre llegamos a nuestro destino.
Aquí hacemos las cosas con amor, siempre pensamos en la familia, aquí trabajamos muy en serio por el desarrollo de la ciudad.
Aquí nos enseñaron que la economía se debe de mover, por eso nos levantamos temprano, además, hemos crecido con los de aquí…y con los de fuera.
Saltillo es sin duda, el mejor lugar para vivir. Cerca de todo, lejos de nadie.
Aquí conoces al padre de la Iglesia, al vecino, al doctor y lo mejor: donde se recuerda y se honra la memoria de nuestros seres queridos.
Después de viajar, regresas con gusto a esta tierra, donde recordamos con el corazón, los entrañables recuerdos, esos recuerdos que nos hacen sentir… ¡Orgullosamente Saltillenses!
Como dijo en algún artículo, el cronista de la ciudad, Don Armando Fuentes Aguirre, “Catón”:
“En Saltillo se hacen sarapes que cogen todo el sol del mundo, todos los arcoiris, y los obligan a quedarse quietecitos en sus pliegues, lujo sobre el lujo del piano alemán con candelabros.
Saltillo tiene una alameda que ha puesto prólogo a todos los amores saltilleros. Si esa alameda pudiera hablar ¡ah, cuántas cosas se callaría!
Vengan a Saltillo. Quién sabe: a lo mejor se van a ir al Cielo, y es bueno que se vayan preparados”.
Feliz 448 aniversario, y como decía mi amigo Fernando de las Fuentes: ¡Te quiero Saltillo!
La frase: “Agradécelo todo… Agradece por estar, por ser, por tener, por ganar, por perder, por ir, por venir, por intentar, por errar, por conocer, por sentir. Si agradeces, tus ojos verán nuevos colores. La gratitud es humildad”.
¡Buen fin de semana…ánimo!
PD: Si algún lector le gusta mi humilde colaboración, ojalá la pueda compartir. Gracias.
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