martes 1, octubre, 2024

DE RAICES Y HORIZONTES

Desde la altura

Arcelia Ayup Silveti

Hace días fui al Complejo Turístico Puerto Noas con mi hermana Lulú, mi sobrina Saira y sus hijos Emiliano, Santiago y Mateo. Les dije a los niños que los llevaría a una sorpresa y tenían mucha curiosidad de saber a dónde iríamos, pensaban que los llevaría a algún museo o charla. Conforme nos acercábamos al cerro lo supieron. Nos sorprendimos juntos de lo que ofrece este complejo, sumado a la espectacular vista y el viento de la cuidad, gracias a la privilegiada ubicación.

Los niños jugaron en la fiesta de la espuma, admiramos las bellas esculturas de alas y de reciclado en las que por supuesto, nos retratamos. Caminamos por el aviario, los diferentes puestos de artesanías, pintacaritas, de bebidas, pintura de cerámica, nieves artesanales, la cabina 360 y restaurantes al aire libre.

Lo que más les gustó a los niños fue el paseo en el teleférico. Al bajar nos tocó uno con el piso transparente, lo que le dio un toque de más diversión. Vimos los enormes dibujos en edificios y techos de las colonias vecinas. En el cerro hay un alacrán muy llamativo con adornos plateados. Luego uno de unos niños en una balsa de madera, al que Emiliano comentó que simbolizaba la imaginación infantil. También observamos una mujer con el rostro blanco y verde en un escudo negro y dorado, quizá como alusión a nuestro equipo de futbol Santos Laguna. Vimos algunos próceres como Carranza, Zapata y la Adelita; una familia de felinos y una enorme mazorca.

Nos gustó la fuerza dirigida al momento de llegar la góndola al centro de la ciudad. Hicimos una larga fila para regresar, pero fue rápido. El personal cuida la limpieza del sitio y la organización de los pasajeros, lo que hace fluido y agradable. Nos tocó viajar en la cabina con una familia que llevaba su perrita. Casi todas las góndolas iban llenas y había muchas familias en el complejo. Mis sobrinos dimensionaron la ciudad desde la altura.

Caminamos hasta el Cristo de las Noas, escultura de 21 metros realizada por Vladimir Alvarado, réplica del Cristo del Corcovado, de Río de Janeiro, Brasil.  Entramos a la iglesia de piedra y a las capillas. Vimos la caída del sol resplandeciente. Compramos nieve, refrescos y chuchulucos. Contamos anécdotas, y bromeamos mientras la noche caía. Brindamos por la inversión del gobernador Miguel Ángel Riquelme y la visión y trabajo de la directora del Complejo Turístico Puerto Noas, Vero Soto. Alegra saber que con frecuencia ofrecen actividades culturales.

giraluna@gmail.com

Compartir en: