miércoles 2, octubre, 2024

DE RAICES Y HORIZONTES

Sabor a desierto

Arcelia Ayup Silveti

Disfruto muchísimo la comida tradicional y la flora del semidesierto, hoy se enlazan ambos con el tema de hoy, me referiré a las flores de palma comestibles.  Provienen de la palma china, cuyo nombre científico es Yucca filifera. En la temporada actual de Semana Santa se pueden apreciar de manera generosa sus enormes racimos de flores blancas, en especial en las carreteras de Saltillo, San Luis Potosí, Zacatecas, Nuevo León, Tamaulipas, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Michoacán y México.

            La producción de flores depende en gran parte de las lluvias que reciben las yuccas previas a la temporada. No he tenido oportunidad de verlas este año, porque he viajado poco, pero una amiga me dijo que los racimos son escasos en comparación con otras cosechas. En Saltillo se prepara con mayor frecuencia que en La Laguna. Allá se pueden adquirir en el Mercado Juárez o en mercados sobre ruedas de algunas colonias. También se estila que los venden casa por casa, recién cortados los enormes racimos. Es una flor blanca muy bella, de pétalos gruesos.

Cuando tengo este manjar en mi plato imagino su proceso de gestación, la espera de un año para obtener este regalo. ¿Qué vivirá dentro de ese tronco?, ¿cómo se formarán poco a poco los pistilos, las hojas, los pétalos?, ¿cómo administran la escasa cantidad de agua para ofrecernos tal perfección y sabor?, ¿por qué no se equivocan en el manejo de los colores?

Es un regocijo deleitarse con un platillo de flores de palma, es volver a nuestra raíz, a lo que hacían nuestras abuelas, quienes se esforzaban, entre muchas cosas, a que su familia comiera lo más sano posible. Con su sabiduría combinaban sabores, plantas, además de huertos y yerbas de su patio.

Pienso también en la dificultad que los campesinos enfrentan para recolectar esta pesada corona con el candente sol. Toman alto riesgo para tomar estos racimos, cargar con escalera para subir a la cima de la palma, cortar el tronco del racimo y muchas veces se espinan.

Hace bien reconocer lo que la naturaleza nos ofrece, saber que somos parte del desierto y que su encanto es infinito. Abramos los ojos para apreciar nuestro entorno. Cada estación del año tiene lo suyo, pero la primavera no deja de sorprendernos en especial con sus flores multicolores en los cactus y plantas nativas. La Yucca filifera es un ejemplar dentro del ramillete de nuestro semidesierto. Que viva la palma china con sus delicadas y exquisitas flores y el sabor a desierto.  

giraluna3312@gmail.com

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