viernes 3, mayo, 2024

De mi tiempo de vida en Nueva York

(Sólo se vive una vez, así que hay que atreverse)

Raúl Adalid Sainz

Siempre soñé conocer a la gran manzana. Creo que mucho influyeron en esa curiosidad ese cine maravilloso de gangsters, y sus grandes actores. Hablo de las tres composiciones de «El Padrino», del cine de Scorsese, en especial «After Hours», o aquel lienzo maravilloso de Leone, llamado, «Once Upon a Time in America», el rumor de las obras de teatro de Tennessee Williams, y su «Tranvía Llamado Deseo», o aquellas inolvidables de Elmer Rice sucedidas en Nueva York («Escenas de la Calle»). Y por supuesto, los grandes actores surgidos del «Actors Studio»: Brando, Dean, Hoffman, Pacino, Rourke, De Niro.

Un día, esas influencias, como libros de caballerías al «Quijote», me hicieron tomar un «Rocinante», llamado Greyhound, e irme a buscar mi vida de actor a Nueva York. Cincuenta y dos horas de viaje.

Esa locura derivó en que se me abrieran las puertas, previa audición, de la «Compañía de Teatro, Repertorio Español», ahí trabajé por espacio de año y medio.

Para conseguir los sueños se debe rozar, muchas veces, con lo inconcebible, con la locura. Esta historia pertenece en su totalidad a mi libro «Historias de Actores». Esta foto es la única que conservo de mi vida en Nueva York. Todo es cuestión de atreverse, y el destino, a veces, conspira como escudero de aventura.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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