viernes 20, septiembre, 2024

Cry Macho

 

 

(Balada country con el mejor de los vaqueros)

 

Raúl Adalid Sainz

Siempre será un contento ver a Clint Eastwood. Para quienes somos sus seguidores ver su paso viejo es un canto de un country en la añoranza. Nadie para portar el traje de cowboy como Clint. Nadie para decir «Make My Day», como lo hace Clint, nadie para mostrarse en el misterio, como ese rostro inexpresivo de «Blondy», en «El Bueno, el Malo y el Feo», nadie para enamorar a Francesca en «Puentes del Madison», nadie para hacer justicia como «El Jinete Pálido», nadie para narrar audaz de talento como en aquellos llamados «Los Imperdonables».

 

Por eso ver esta balada aguardientosa country llamada «Cry Macho», es como observar y brindar un homenaje a un actor que nos ha acompañado a muchos desde niños. Un cineasta que sabe narrar en pantalla con los cánones antiguos. Permitiendo que la secuencia respire, que la película tenga su propio tiempo de vida. Un realizador que no utiliza recursos gratuitos, en cuanto a efectos, su cine se desnuda siguiendo la nota de un guion.

Quizá «Cry Macho», no sea lo mejor de Eastwood. Pero tiene momentos entrañables que nos recuerdan a lo mejor hecho por Clint. Esa secuencia del viejo durmiendo en el campo nocturno o confesando parte de su pasado al niño mexicano, recostado en una banca de la vieja iglesia del pueblo. La cámara siguiendo a la camioneta y una serie de caballos corriendo a un costado por la llanura, son los estilos de filmación de Eastwood. Esos tan recordantes a Leone, Ford o Siegel, pero siempre bajo el estilo del «Gran Torino» del cine Eastwood.

Así que yo vi a «Cry Macho», en la delicia. Este viejo cowboy de repente renace y asoma a su vaquero joven que fue o muestra al bohemio que baila romántico en una fonda de café. Uno lo recuerda, en esa escena con la mexicana actriz Natalia Traven, (muy bien su trabajo y su presencia), cuando bailaba con la Meryl Streep en los románticos «Puentes del Madison». O de repente asoma la fuerza del detective «Callahan», en «Dirty Harry».

Si, «Cry Macho», son murmullos de Clint. Es un homenaje vivo que el mismo Eastwood parece hacerse. Su negación a dejar de hacer cine. Nosotros sus fans, somos sus corifeos ideales, y como no, el señor se ha ganado el cariño por tanta legua notable caminada. Clint Eastwood, es referente cinematográfico para muchos. Yo incluido, obvio, las letras de esta composición así lo dicen.

Otro atractivo, como siempre en las películas de Clint, es la banda sonora. Música, muchas veces compuesta por él. No olvidar que es músico. En está ocasión la música es del notable Mark Mancina. Aquí podremos ver escenas acompañadas de viejos rumores country y hasta un viejo bolero mexicano («Sabor a mi») con Clint bailando a su amor aparecido de este lado del Río Bravo.

Espero que no sea la despedida de Eastwood del cine, todavía ese viejo Clint tiene mucho que decirnos. Ver su jeta en la pantalla es el gran misterio, no hace nada y dice todo. Su rostro es un mapa de universos, un río surcado por las arrugas de todos los secretos.

 

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

 

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