(Para todos los que creen que el arte aún nos hace vivir)
Raúl Adalid Sainz
Aún quiero creer en quijotes venciendo fantasmas cuando eran molinos.
Aún quiero ver cineastas que recreen «Toros Salvajes» o «Padrinos».
Muero por ver actores enfundados en De Niros, Pacinos, o Ernesto Gómez Cruz.
Vivo por ver Picassos que estremezcan con Guernicas.
Siento emociones de profundo llorar ante «Claros de Lunas» Beethovianos.
Aún quiero esperar, por vivir escena ante Lears, Romeos o Ladies Mcbeth.
Aún quiero esperar a nuevos Shakespeares, o por retratos mexicanos como aquellos de Rascón o de Leñero.
Espero siempre las letras que transformen la vida en canto de poesía. Aguardo celebrante la llegada de nuevos Lorcas o Cavafis. En esperanza anhelo, mariposas amarillas, como un canto de Macondo en García Márquez.
Creo viviendo notas de Serrat o de Sabina. Me emocionan los cantos de Chavela, Sinatra, o de un José José.
Quiero creer que vendrán los nuevos Beatles. Que un Let it Be, los puede aún nacer.
Quiero renacer en un cuadro oaxaqueño de Toledo.
Y quiero sentir que los murales de Diego, Clemente y de Siqueiros aún le cantan matiz de ser al joven de este tecnologizado calendario.
Así es, quiero creer que el arte aún nos habla, que aún nos cuenta cuentos al oído. Quiero creer que aún hay Alicias que bailan a Giselle en zapatillas de la Alonso.
Y quiero creer de tanto creer que aún el hombre puede cambiar la máquina en servicio del verso del poema. En servicio del canto que estremezca.
Quiero creer que la vida es aún un lago de los cisnes o un apunte de cine de Buñuel señalando un «Nazarín» por una nueva humanidad. Una revolución que cante quijotes derrotando al material cerebro, hoy tan lleno y hueco por tanto canto de molinos.
Raúl Adalid Sainz en algún lugar de México Tenochtitlan.