miércoles 7, mayo, 2025

‘Conociendo a Julia’ (Un acercamiento a la gente de teatro y a los actores en especial)

Raúl Adalid Sainz

Hoy que vivo los ensayos teatrales de una obra próxima a estrenarse, recordé una película de ambiente teatral en Londres. La vida de la gran actriz Julia Lambert (Annette Bening) en la época de 1938. La cinta está dirigida por el espléndido director hùngaro István Szabó. Conocido por «Mefisto» (Oscar a la mejor película extranjera en 1981), «El Coronel Redl», «Encuentro con Venus», entre otras.

«Being Julia», nombre original de la película, es una mirada por parte de la cámara cinematográfica al mundo del teatro y en especial a la mujer que es una gran actriz, una gran sensibilidad, una tremenda energía. Es ver el mundo interno de una artista que necesita fuego nuevo para renovar su sensibilidad, talento y fantasía.

Lo anterior lo encuentra viviendo una pasión amorosa con un joven estadounidense. Esto la renueva, le da nuevos bríos personales y reaviva su entusiasmo por actuar. El mundo de la gente común es muy diferente al intrincado, y por necesidad crudo y honesto, de la gente que habita el arte.

Aunque destruya, el artista no puede mentirse a sí mismo, so pena de ir en contra de su sensibilidad, que necesita renovarse para ser auténtica y pura. La película cuenta con la excelente actuación de Annette Bening en el papel central (nominada al Oscar por ese trabajo en 2004), el espléndido Jeremy Irons y Michael Gambon.

El guion es obra de Ronald Harwood («El pianista» y dramaturgo además de «El Vestidor», «Taking Sides», entre otras obras teatrales) basado en la novela «Theatre», de W Somerset Maugham. Hay una frase maravillosa pronunciada por un viejo director, maestro de Julia, la actriz protagonista: «Un actor tiene que ver todo lo que sucede en el teatro con fantasía, aún el mundo real, que llaman los civiles, tiene que ser visto por el actor con la mirada de la fantasía».

Esto me recordó algo que un día dijo el gran director teatral Julio Castillo: un actor debe desayunar, comer y cenar teatro, su pensamiento debe estar sumergido en él si aspira a comunicar. Poco, más o menos así, decía ese mago teatral de los escenarios mexicanos.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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