jueves 28, noviembre, 2024

Claudio Isaac y aquella su película: ‘El Día que Murió Pedro Infante’

Raúl Adalid Sainz

Allá por el año 1984, vi una película que me llegó mucho. Esos momentos que en el cine te ves reflejado. Un alma inquieta vagando en soledad por la Ciudad de México. Una alma joven confundida, dolida por el amor. Un escritor- pintor, sin rumbo, rechazado. Aún recuerdo su nombre: Pablo Rueda.

Aún veo aquel cuadro que pintaba en papel cartón: Un joven perdido, en extravío del alma. Recargado en un farol. Un Pablo Rueda a la deriva. Como un cuadro en la noche de un «Eclipse», de Antonioni. «Porqué siempre sus personajes huyen al mar», preguntaba el director de una famosa editorial (Pedro Armendáriz) a un destantiado Pablo Rueda (Humberto Zurita). La novela de Pablo no se publica.

El mar era el lugar del truene con su pareja, la bella de ojos verdes (Delia Casanova). Amores casuales, esos de una noche, un alivio en dolor temporal. Ahí en esos encuentros veo a la hermosa Lety Perdigón. El sonido del mar, de las olas, su confusión: «Qué chingaos hago aquí». Un sin rumbo perdido.

Aún veo la imagen de Zurita caminando en el extravió por un puente peatonal de Río Churubusco. Cuántas veces no me vi así por esta inclemente Ciudad de México. «Ese chavo nació el día que murió Pedro Infante»; decía el querido Miguel Ángel Ferriz, acerca de Pablo Rueda. Ese día de la muerte del ídolo de Guamúchil, nacía una generación sin rumbo, en busca de encuentros y respuestas.

Un tropezar de responderte que es el girar de esta rueda llamada vida. Un tronar sentimental, un llamar al amor, y al decir ella, un «bueno», al contestar telefónico, no poder decir nada, y que la cámara tome la bocina colgando de un teléfono público cualquiera. Un Volkswagen blanco arranca sin destino fijo. A dónde va Pablo Rueda. Quizá ahora Claudio Isaac esté atisbando la respuesta.

Este es un sentimiento a una película que me llegó mucho. Son descripción de imágenes de hace ya muchos años. De esas que en el cine dices: «es mi vida”. Una noche antes de la muerte de Claudio Isaac, recordé esa película. Evoqué a Pablo Rueda, al «Zura», como le decimos a Humberto Zurita en Torreón.

Este escrito es a la memoria reciente del adiós de Claudio Isaac, y aquella su película: «El Día que Murió Pedro Infante”. Nunca le pude decir esto que ahora escribo. Nunca se me hizo conocer al buen Claudio Isaac.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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