Si existe un ritual inamovible es el de los balances de lo mejor de cada año, donde los críticos se enfrentan en batallas épicas, los espectadores suelen quedar perplejos (por las decisiones de quienes hacen las listas de los mejores filmes del año) y todos salen heridos en sus sentimientos, al fin y al cabo, esto de elegir y resumir lo más importante del año es un juego de riesgo que depende de la sensibilidad del momento y de la manera en que una película sacude a una persona y se convierte en uno de esos filmes imperdibles en un período de 365 días llenos de luces y sombras
Víctor Bórquez Núñez
Objetivamente, éste ha sido un buen año de cine, quizás no el mejor, pero a la altura de los tiempos y del desarrollo que sigue experimentando el denominado séptimo arte. En cada mes fue dejando grandes películas, muchas de las cuales no tuvieron el apoyo mediático ni publicitario que se merecía, pero al menos llegaron a las carteleras tanto de la pantalla grande, como al streaming, donde la plataforma de Netflix se ha convertido en un aporte fundamental para descubrir autores emergentes o reafirmar el liderazgo de otros grandes.
Para ordenar el tema, dividimos en dos este análisis: lo mejor del primer semestre (enero a junio) y luego, lo más destacado del segundo semestre (julio a diciembre), para destacar cómo en cada período se han filtrado películas notables, a veces ocultas por el exceso de cine comercial estadounidense, pegado en el ya tedioso mundo de los superhéroes.
Es verdad que los grandes estrenos siempre los dejan para el final del año, coincidiendo con el período navideño y las vacaciones de invierno en el hemisferio norte, época donde existe la fiebre porque tal o cual película resulte nominada en muchas categorías en los premios Óscar de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood.
Así, títulos grandes por su metraje que superan las tres horas y por sus méritos fílmicos -hablamos de Oppenheimer, de Christopher Nolan: Napoleón, de Ridley Scott; Duna 2, de Denis Villeneuve; Los asesinos de la Luna, de Martin Scorsese; y El Asesino, de David Fincher, son a no dudar películas estéticamente brillantes, con méritos más que suficientes como para encabezar la nómina de lo más selecto de este agónico 2023.
LO MEJOR DE ENERO A JUNIO
Tár (USA. Todd Field)
Almas en pena de Irisherin (Reino Unido. Martin McDonagh)
Conspiración en El Cairo (Suecia. Tarik Saleh)
Centinela del sur (Francia. Mathieu Gérault)
The Fabelmans (USA. Steven Spielberg)
La mala familia (España. Nacho A. Villar y Luis Rojo)
El caftán azul (Marruecos. Maryan Touzani)
La Ballena (USA, Darren Aronofsky)
Decision to leave (Corea del Sur. Park Chan-wok)
Las ocho montañas (Italia. Felix Van Groeningen)
Holy Spider (Dinamarca Ali Abbasi)
Retorno a Seúl (Camboya. Davy Chou)
LO MEJOR DE JULIO A DICIEMBRE
Dejamos en claro que esta lista, formada por los críticos más destacados, obedece a un orden de prioridad y abarca películas estrenadas efectivamente en los cines y en las plataformas, hasta diciembre.
Dune Parte dos (USA. Denis Villeneuve)
Killer of the flower moon (USA. Martin Scorsese)
The Killer (USA. David Fincher)
Oppenheimer (USA. Christopher Nolan)
Vidas pasadas (USA. Celine Song)
Napoleón (USA. Ridley Scott)
Anatomía de una caída (Francia. Justine Triet)
Fallen leaves (Finlandia. Aki Kaurismäki)
Pobres criaturas (Irlanda. Yorgos Lanthimos)
Misión imposible: Sentencia mortal Parte I (USA. Christopher McQuarrie)
El creador (USA. Garteh Edwards)
El último viaje del Demeter (USA. André Ovredal)
De esta lista se pueden obtener algunas ideas importantes: la presencia más que estimulante de directoras, que siguen entrando con fuerza a una industria que poco a poco ha ido reconociendo el talento e igualdad de condiciones de la mujer en el minuto de filmar; la presencia de maestros absolutos del cine (¡grande Scorsese!), que siguen creando e imaginando caminos para un lenguaje que ellos han logrado construir a pulso y la apabullante presencia de la industria estadounidense, con títulos de todos los estilos y sensibilidades, lo que viene a demostrar que de a poco Hollywood se recompone de una de sus peores crisis, huelga de guionistas incluida, y que a pesar de todo, sigue adelante entregando el soporte para que sigamos soñando en un instante en que podemos disfrutar de la pantalla grande a la vez que enamorarnos del streaming sin sentir culpa. Independiente del tamaño del soporte, lo que importa es la medida de las sensaciones que nos provocan.