lunes 20, mayo, 2024

CARIDAD Y SOLIDARIDAD ANTE PASIÓN MERCANTILISTA

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo¨ (Mateo 22)

Luis Alberto Vázquez

La caridad se fundamenta en el amor a Dios extendiéndolo a los humanos y la solidaridad es confraternidad entre humanos. Vivimos tiempos de mentiras, calumnias, difamaciones, intrigas para mantener el poder y montajes perversos que generan ira y odio; estos son fruto de la intolerancia engendrando guerras, marchas espurias, golpes de estado y rechazo a reformas que buscan beneficiar a los más desprotegidos, así como devolver riquezas naturales vendidas ilegítimamente a pueblos. En muchas partes del mundo miles de seres humanos son humillados, despreciados por su origen y hasta asesinados. Existen quienes desesperadamente buscan recuperar el poder y sueñan con el “big stick”. No bastan las muertes por las pandemias y desastres naturales, los humanos nos manchemos las manos con sangre inocente, todo gracias a un sistema político, social, económico y filosófico que pondera lo material sobre cualquier otro valor incluido el espiritual.

La caridad humana se ha banalizado; en el mejor de los casos, atomizado en acciones de unos cuantos bien intencionados que no pasa de un asistencialismo válido efímeramente, pero cuando otro realiza algo idéntico para envolver el bien social, es acremente criticado y se dice de él que expectora limosna. Muchas veces cuando damos no nos comprometemos con el prójimo, sino con nuestra tranquilidad. “En verdad os digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos ellos”. Lucas 21:3

Se vende “Amor navideño” en todo anuncio comercial dirigido más a los bolsillos que a las almas. Objetivamente los regalos sustituyen al cariño en una realidad global que destaca las miserias de una sociedad proclive al mercantilismo y no al humanismo; (los soberbios fariseos se burlan arrogantemente cuando escuchan ese nombre; en sus perversidades mórbidas imaginan que esa concepción es exclusiva de su peculio doctrinal solo porque en un principio dijeron promoverlo, aunque jamás lo concretaron en realidad social, jamás lo pasaron de un criterio conceptual). No entienden, no pueden entender, no son capaces de entender que la caridad no tiene un porqué; se da porque se da y ya; los seres humanos nos relacionamos e interactuamos por pura gratuidad y alegría de convivir solidariamente. “Dad más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo será limpio”. Lucas 11:41.

Existen quienes aprovechando cargos públicos medraron con la esperanza de aquellos que perdieron su vivienda por sismos; se organizaron como carteles inmobiliarios enriqueciéndose con los recursos destinados para damnificados, sabiendo que sus copartidarios, descaradamente los defenderán siempre alegando persecución política. “Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿Cómo puede morar el amor de Dios en él?” Juan 3:17

La caridad social y humanitaria desinteresada es urgente para una relación que enlace a los seres humanos en la bienaventuranza para el otro; en cambio el sistema económico-social imperante hoy ama lo material, lo monetario, jamás a las personas; únicamente las instrumenta como fuerza de trabajo. “Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente” Eclesiastés 5:10

¿Dónde está el pesebre real en el que pueda ver a Jesús y su caridad? Porque solamente distingo intereses políticos y económicos; se aplauden aporofobia, xenofobia, intolerancia generalizada al otro y crítica sin ofrecer propuesta propositiva alguna; total alejamiento del amor y la calidez que pregona la doctrina social. “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis… Mateo 25:35

Vivimos una etapa en que la “vanidad de vanidades” impide una auténtica transformación hacia la justicia social que beneficie a todos; recordemos el pasaje de Lucas 16: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuiste fiel, ¿Quién te confiará lo verdadero? Nadie puede servir a dos amos; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No puedes servir a Dios y a las riquezas.

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