sábado 23, noviembre, 2024

CAPITALES

Historias que inspiran: el nadador olímpico que no sabía nadar

Francisco Treviño Aguirre

Usain Bolt, quien en su momento fue el hombre más rápido de mundo y ganador de 8 medallas de oro en juegos olímpicos decía: “entreno 4 años para correr solo 9 segundos, y hay personas que por no ver resultados en 2 meses se rinden y abandonan”. Las competencias olímpicas tienen siempre historias que contar sobre grandes hazañas de deportistas que alcanzan récords, de mujeres y hombres que se preparan toda una vida para lograr la gloria mundial, pero esta historia es diferente, corresponde al nadador más lento que haya participado en juegos olímpicos.

Eric Moussambani, un atleta originario de Guinea Ecuatorial, país localizado en el centro de África. Con la ambición y sueños de un muchacho de 22 años, inicia su travesía a Sidney Australia, país del cual nunca había escuchado. El viaje le tomó 3 largos días, los cuales se le hicieron interminables, así como interminable era para él, la alberca olímpica donde iba a participar en la disciplina de 100 metros libres. Cuando Eric vio por primera vez la alberca olímpica, sintió miedo de no tener la posibilidad siquiera de terminar la competencia, ya que su entrenamiento previo a la participación en juegos olímpicos, lo realizaba en la alberca de un hotel, la cual medía 12 metros y solo la podía utilizar de 3 a 6 de la mañana cada 3 días. Así, Eric complementaba su entrenamiento en la alberca, como en ríos o en el mar de su país de origen.

A su llegada a Sidney, Eric no contaba ni con el equipo, ni el entrenamiento y mucho menos técnica para competir, fue ahí donde el entrenador del equipo nacional de Sudáfrica le enseño a bracear y patear dentro de la alberca para tener por lo menos, una noción de como desplazarse. También le proporcionó un traje de baño (más parecido a un short) y gogles, lo que le permitieron a Eric estar listo para su participación en la ronda eliminatoria.

El día de la eliminatoria llegó. Eric seguía viendo esa alberca olímpica como una alberca infinita, pero con la idea de conquistar esos 50 metros de ida y regreso. Su hit eliminatorio lo competiría con los representantes de Niger y Tajikistan, solo 3 atletas en la alberca. Suena la salida y los otros 2 competidores realizan una salida en falso, quedando descalificados. Quedaban solo Eric y la gran alberca olímpica, no importaba el tiempo ni la técnica, solo había que terminar la competencia. Eric se lanza al escuchar la salida.  Avanza y siente que imprime todas sus fuerzas para alcanzar los primeros 50 metros en un tiempo de 40.97 segundos, 18 más que el récord mundial, no esta tan mal, pero la falta de condición física empieza a notarse en un lento avance para alcanzar los 50 metros restantes. Eric siente como los brazos se tornan cada vez más pesados, casi no patea dentro del agua, y su mas grande miedo le viene a la cabeza, ahogarse dentro de la alberca olímpica, pero no borra de su mente la idea de llegar a la meta.

Nunca dejo de nadar, pero sentía que no avanzaba por mas esfuerzo que realizaba. En ese momento, el centro acuático estalla como una sola voz: “tu puedes, sigue adelante, lo vas a lograr, sigue, no te detengas”, al escuchar esa algarabía, vuelve a sacar fuerzas. Voltea a ver la meta. El cronometro se detiene. Han transcurrido 1:52 minutos desde su salida, más del doble de tiempo que cualquier atleta realiza en un hit eliminatorio. Eric llegó a la meta, exhausto y sufriendo los estragos del esfuerzo realizado. Ha terminado, lo logró. El público lo ovaciona como si hubiera roto el récord mundial y obtuviera la medalla de oro.

Eric se retira a la villa olímpica a descansar, después de todo había alcanzado su objetivo. 4 horas después, lo despiertan para decirle que todas las cadenas de televisión internacionales estaban ahí para entrevistarlo, querían conocer su historia. Eric era noticia internacional, se había convertido en una leyenda. Eric “la anguila”.

A 22 años de la hazaña de Eric, nos queda un gran legado: no importa que tan grande sea la alberca, no pierdas de vista la meta. Que este próximo 2023 sea ese año, en el cual todos tus objetivos y sueños se cumplan. Nunca dejes de nadar.

¡Feliz Año Nuevo 2023!

Twitter: @pacotrevinoa

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