Francisco Treviño Aguirre
Ally-shoring y nearshoring: parte fundamental de la agenda económica de América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe enfrentan una encrucijada crucial en su desarrollo económico. Las palabras de Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, resuenan con fuerza al destacar la importancia de la diversificación de las cadenas de suministro mediante el «ally-shoring», una estrategia que busca aliados confiables para impulsar el crecimiento en la región. Sin embargo, ¿cómo pueden los países de esta área capitalizar estas oportunidades y superar los desafíos que enfrentan?
En este sentido, es esencial comprender el panorama actual. Aunque las estrellas parecen alinearse para que la región atraiga más inversión extranjera directa (IED) y se integre mejor en las cadenas de valor globales, existen obstáculos significativos que deben abordarse. La lenta adopción del nearshoring y la falta de estrategias claras para aprovechar al máximo el impacto de la IED son señales de alerta que no pueden pasarse por alto.
Uno de los principales desafíos radica en la competencia global. Si bien en el pasado, la ventaja comparativa de China en términos de bajos salarios superó la proximidad geográfica y cultural de América Latina y el Caribe, esta dinámica ha cambiado. Los salarios en el país asiático ahora son más altos que los de países como Brasil y México, lo que abre oportunidades para la región en términos de costos laborales. Además, las vulnerabilidades evidenciadas en las cadenas de suministro durante la pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas entre Oriente y Occidente están impulsando a los inversionistas a buscar una mayor diversificación geográfica de sus operaciones, lo cual podría beneficiar a América Latina y el Caribe.
Sin embargo, no todo son luces brillantes en el horizonte económico de América Latina y el Caribe. Las tasas de crecimiento modestas, la inversión pública insuficiente en comparación con otras regiones y la acumulación de deuda durante la pandemia plantean desafíos significativos. Para maximizar el potencial de crecimiento y desarrollo, es crucial impulsar la inversión extranjera directa y mejorar la eficiencia en el uso de recursos y la infraestructura.
Es importante señalar que las encuestas empresariales que lleva a cabo el Banco Mundial muestran que el 29 por ciento de las empresas señalan que la falta de mano de obra calificada es un obstáculo para el crecimiento, en comparación con el 15 por ciento en Asia. Incluso muchos años después del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, los parques industriales del norte de México se quejan de que la ineficiencia de la red eléctrica y la falta de agua, siendo uno de los principales cuellos de botella.
En este contexto, la estrategia de nearshoring y la atracción de IED relacionada con la transición verde emergen como pilares fundamentales. Sin embargo, lograr esto requerirá esfuerzos concertados en varios frentes. Desde facilitar el comercio y mejorar la eficiencia portuaria hasta desarrollar capacidades técnicas y directivas, América Latina y el Caribe deben embarcarse en un viaje de transformación económica integral.
Hoy por hoy, el futuro económico de América Latina y el Caribe está lleno de promesas y desafíos. La adopción estratégica del nearshoring, junto con un enfoque en la sostenibilidad y la atracción de inversiones de calidad, puede marcar la diferencia en el camino hacia la prosperidad y el desarrollo sostenible. Es hora de actuar con determinación y visión para llevar a la región a nuevas alturas económicas y sociales.
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