Nearshoring: la gran apuesta de China en México.
Francisco Treviño Aguirre
A la luz de las recientes tensiones geopolíticas y las posibles consecuencias de una disputa comercial en curso con China, los fabricantes de todo el mundo han comenzado a considerar sus opciones para las operaciones de relocalización. Si bien la relocalización es prometedora para revitalizar la manufactura estadounidense, es posible que no se desarrolle de la manera que muchos esperan. Curiosamente, un número creciente de fabricantes están recurriendo a América del Norte para la reubicación, pero no necesariamente a los Estados Unidos. En cambio, están estableciendo operaciones en México. Este cambio es impulsado por varios factores clave, lo que hace de México una opción atractiva de nearshoring para los fabricantes.
La proximidad geográfica por sí sola ofrece a los fabricantes un mayor control sobre sus operaciones cuando deciden mudarse de China a México. Al trasladarse a México, los bienes tienen una distancia significativamente más corta que recorrer para llegar a los Estados Unidos, lo que mitiga las posibles interrupciones de la cadena de suministro. A diferencia de hace unos años, cuando los cuellos de botella en varios puertos causaban desafíos significativos, es menos probable que las importaciones de México encuentren inconvenientes similares. Además, establecer operaciones en México es una solución más flexible y temporal en comparación con la subcontratación a China. Las empresas chinas a menudo poseen su maquinaria y equipo, lo que plantea desafíos logísticos al reubicar las operaciones. En contraste, establecer una presencia en México permite a los fabricantes traer fácilmente la producción a los Estados Unidos para el procesamiento de valor agregado o mover bienes de un lado a otro durante todo el proceso de fabricación.
Los bienes no solo están más cerca geográficamente, sino que también provienen de un país con el que Estados Unidos ha mantenido históricamente una relación estable. Aparte de excepciones menores, las relaciones entre Estados Unidos y México se han mantenido estables durante décadas, y no hay indicios de que esto vaya a cambiar en el futuro. Debido a la frontera compartida, México tiene un interés personal en mantener relaciones estables con los Estados Unidos. Este factor contribuye al atractivo de México desde una perspectiva de seguridad nacional. Si bien México puede no ser completamente estable, las posibilidades de que se involucre en un conflicto que interrumpiría toda la cadena de suministro son significativamente menores en comparación con otras regiones. Por lo tanto, México ofrece una sensación de confiabilidad y resiliencia a los fabricantes.
Encontrar mano de obra calificada en México es considerablemente más fácil que en los Estados Unidos, donde los fabricantes han lidiado con una brecha de talento durante muchos años. Los costos laborales en México varían, pero los trabajadores calificados tienen un sueldo promedio de entre $ 7 y $ 8 dólares por hora, de acuerdo a un estudio elaborado por el sector industrial. En contraste, los costos laborales en los Estados Unidos han aumentado rápidamente, con trabajadores calificados que a menudo ganan más de $ 20 por hora. Esta significativa disparidad de costos posiciona a México como una opción atractiva para los fabricantes que buscan una ventaja competitiva.
Además, México puede ofrecer ventajas de costo y logísticas cuando se trata de permisos. Obtener permisos para proyectos de construcción en los Estados Unidos puede ser un desafío, especialmente para industrias como la fundición. Por el contrario, el proceso de permisos en México es generalmente más sencillo. Los fabricantes deben considerar estos factores al evaluar la viabilidad de establecer operaciones en México.
Muchos fabricantes estadounidenses que subcontratan sus operaciones a China dependen no solo de la mano de obra china, sino también de la maquinaria y las instalaciones propiedad de los fabricantes contratados en este país. En contraste, el ecosistema de fabricación menos robusto de México puede requerir que algunas compañías estadounidenses financien los costos iniciales de equipo o fábrica ellos mismos. Aunque poseer equipos ofrece ciertas ventajas, como un mayor control sobre los procesos de producción, también implica gastos iniciales sustanciales, especialmente para las empresas más pequeñas. Los fabricantes deben evaluar cuidadosamente las implicaciones financieras de tal movimiento y desarrollar estrategias apropiadas para administrar estos costos.
Twitter: @pacotrevinoa