Francisco Treviño Aguirre
Planeación vinculante en el sector eléctrico mexicano: ¿garantía de futuro o barrera a la inversión?
El pasado 17 de octubre de 2025, la Secretaría de Energía (SENER) publicó en el Diario Oficial de la Federación el denominado Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico (PLADESE), acompañado por un conjunto de disposiciones administrativas de planeación vinculante y una convocatoria para proyectos prioritarios de generación de electricidad.
En esencia, se trata de un instrumento de mediano y largo plazo, con horizonte hasta 2039, que pretende ordenar el sector eléctrico mexicano, alinear inversiones, permisos de generación, infraestructura de transmisión y desarrollar una ruta estratégica para la modernización del sistema eléctrico nacional.
Este nuevo plan contiene tres ejes esenciales: primero, un diagnóstico del estado actual del sistema eléctrico (demanda, capacidad, generación, infraestructura) junto con escenarios de crecimiento para el periodo 2025-2039. Segundo, programas de inversión para instalación o retiro de centrales eléctricas, modernización de redes de transmisión y transformación, y ampliación de la infraestructura. Tercero, la atribución de carácter vinculante mediante las “Disposiciones administrativas de carácter general para la planeación vinculante” que fijan criterios que deben cumplir los permisos de generación eléctrica ante la Comisión Nacional de Energía (CNE).
La característica de “planeación vinculante” merece especial atención: implica que los nuevos proyectos de generación deberán cumplir siete criterios específicos definidos en esas disposiciones, o de lo contrario la CNE no otorgará el permiso correspondiente. Estos criterios contemplan elementos como confiabilidad, continuidad, accesibilidad del servicio eléctrico, soberanía y seguridad energética, expansión y descarbonización del sector, y desarrollo industrial. La convocatoria publicada ya establece que los interesados (particulares) en desarrollar centrales eléctricas con capacidad igual o mayor a 0.7 MW y que se conecten al Sistema Eléctrico Nacional deben registrarse mediante la Ventanilla Única de Proyectos Estratégicos del Sector Energético (VUPE) para presentar manifestación de interés, solicitud de estudios de interconexión, entre otros trámites.
Desde la óptica técnica y de política pública, el PLADESE puede convertirse en un instrumento clave para dar certeza sobre el crecimiento del sector eléctrico mexicano. Al plasmar un mapa estratégico, se reduce incertidumbre para la operación y planificación de redes, centrales, interconexiones, y vincula los permisos de generación a una perspectiva de largo plazo. Ello es particularmente relevante ante el escenario de crecimiento industrial en el país, incluyendo el nearshoring, construcción de parques industriales y demanda creciente de energía confiable.
No obstante, desde el ámbito regulatorio y de inversión privada, emergen señales de alerta. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), aunque la planeación vinculante podría generar un marco más ordenado, también “podría generar fallas en la asignación de recursos, permisos y prioridades que desincentiven la inversión privada”. En efecto, la condición de que los permisos se otorguen solo cuando se cumplan todos los criterios establecidos genera un riesgo de rigidez regulatoria: proyectos innovadores, tecnologías emergentes o formatos flexibles podrían quedar excluidos o enfrentar barreras mayores para ingresar al sistema.
En paralelo, la meta de transición energética y participación de energías limpias enfrenta retos. Las disposiciones de planeación vinculante recogen el objetivo de promover la descarbonización y energías limpias, pero también priorizan la soberanía energética estatal y la accesibilidad del servicio, lo cual podría limitar la apertura a la inversión privada o a modelos más ágiles y competitivos. En particular, el hecho de que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tenga un papel central en la generación y que se promueva la expansión a través de proyectos “prioritarios” deja la interrogante de hasta qué punto la iniciativa privada tendrá espacio real.
En el ámbito geopolítico y de competitividad global, la estrategia mexicana refuerza su apuesta por consolidarse como nodo industrial de Norteamérica, lo que exige un sistema eléctrico confiable, de gran escala, y con perspectiva de crecimiento. La planeación vinculante permite anticipar la demanda de manufactura, logística y energías de respaldo. Sin embargo, el desafío consiste en que la infraestructura se ejecute dentro de tiempos adecuados, con costo competitivo, y sin generar cuellos de botella que limiten el desarrollo industrial.
Hoy por hoy, el nuevo plan de alcance estratégico para 15 años, representa sin duda un paso adelante para el ordenamiento del sector eléctrico mexicano. Pero al mismo tiempo, encierra una tensión fundamental: por un lado, la apuesta por la modernización, las energías limpias y la expansión de capacidad; por otro, una reafirmación del papel central del Estado en la generación y en la regulación del sector, lo que podría restar dinamismo al mercado y desalentar inversión privada. Las preguntas persisten: ¿será esta planeación vinculante un trampolín para el desarrollo energético de México o una camisa de fuerza que ahogue la innovación y la competencia? En ese cruce de caminos yace el verdadero reto del sistema eléctrico nacional.
X:@pacotrevinoag








