lunes 22, septiembre, 2025

CAPITALES

El corredor estratégico de movilidad eléctrica: Coahuila–Nuevo León–Texas

Francisco Treviño Aguirre

En la actualidad es fácil entender lo que está pasando: la producción de vehículos eléctricos dejó de ser promesa y ya mueve decisiones de inversión, cadenas de proveeduría y empleos de ambos lados de la frontera. El corredor Coahuila–Nuevo León–Texas tiene todos los ingredientes para jugar en grande: ubicación, industria probada, talento y una cultura exportadora por excelencia. Pero tener todos estos factores no garantiza el éxito; es necesario tener orden y, sobre todo, estrategia. Y sí, hacerlo sin cerrar los ojos ante la conversación incómoda de la propuesta de aranceles desde el gobierno de Estados Unidos. Pero, entendámosla y diseñemos para competir a pesar de ella.

La primera estrategia es de mentalidad: dejar de apostar todo a “la planta ancla” y construir un ecosistema que rinda incluso cuando las decisiones macro se muevan. La historia económica es clara: los clústeres que florecen no son los que ganan una sola mega inversión, sino los que crean ecosistemas para cientos de negocios medianos que sobreviven a los ciclos. ¿Qué significa eso para este corredor? Proveedores que entregan a tiempo, universidades y centros educativos que ajustan programas con rapidez, gobiernos que quitan piedras del camino en lugar de inventar trámites, y ciudades que ofrecen calidad de vida para retener talento. Los grandes anuncios se aplauden; las cadenas resilientes se construyen.

Segunda estrategia: energía y agua como ventaja competitiva, no como talón de Aquiles. Una empresa no se instala donde la factura es más barata una vez, sino donde el suministro es estable siempre. Por eso el corredor debe hablar de “energía garantizada”: planeación de capacidad, gestión de picos, contratos confiables y, cuando haga sentido, soluciones de generación cercana a la demanda. Lo mismo con el agua: medición, reutilización, infraestructura y transparencia. Si queremos atraer manufactura avanzada, tenemos que demostrar que al abrir la llave o encender el switch, lo que sale o se enciende no es incertidumbre.

Tercera estrategia: talento local. La electrificación trae nuevos oficios, pero la base es la misma: técnicos y profesionistas que resuelvan problemas de producción, logística y calidad. El truco no es crear carreras nuevas cada seis meses, sino sintonizar lo que ya existen: mecatrónica, metal-mecánica, plásticos, logística, software aplicado a manufactura. Programas duales, certificaciones cortas, inglés funcional y actualización continua en piso de planta. Si cada empresa que llega tiene que formar desde cero, perdemos tiempo y margen; si el corredor ofrece una “línea de ensamble” de talento, ganamos todos.

Cuarta estrategia: cadenas de proveeduría con sentido práctico. Hay oportunidades para PYMES que no requieren millones en maquinaria, pero sí disciplina y servicio. Piezas de soporte, empaques, subconjuntos, mantenimiento, pruebas, logística especializada, servicios de documentación y cumplimiento. ¿Qué les compran los grandes a proveedores cercanos? Tiempo, tranquilidad y respuesta. Tiempo cuando hay urgencias, tranquilidad cuando hay auditorías, respuesta cuando cambia una especificación. Si una PYME entrega eso, entra. Si además sabe operar requisitos de origen para vender en Norteamérica, se queda.

Quinta estrategia: diplomacia empresarial. No esperemos a que las cúpulas arreglen todo. El corredor puede hacer “diplomacia comercial” a ras de piso: cámaras binacionales, misiones de negocios con agenda prácticas, acuerdos de compra con metas claras, y, sobre todo, documentación compartida que le quite fricción a cada operación transfronteriza. El lenguaje común no es la retórica; son las órdenes de compra, los certificados y los tiempos de cruce. Si reducimos ese costo invisible, el corredor se vuelve más atractivo sin gastar un centavo en incentivos.

Sexta estrategia: logística con reloj en mano. Lar armadoras no perdonan retrasos: prueba hoy, corrige mañana, produce el viernes. Este corredor tiene cruces, carreteras y aeropuertos, pero necesita algo más: coordinación. Ventanas de despacho extendidas, patios inteligentes para evitar filas, paquetería urgente para prototipos, y acuerdos con aduanas para trámites preaprobados. El tiempo muerto quema margen; el tiempo bien administrado crea lealtad. Cuando un comprador en Texas sepa que desde Saltillo o Monterrey puedes ponerle en la mesa un lote piloto en poco tiempo, los aranceles le preocuparán… pero menos.

Séptima estrategia: financiamiento y seguros que jueguen con la manufactura. Las PYMES no crecen por falta de ganas, sino por ciclo de efectivo. Si el corredor quiere multiplicar proveedores, necesita multiplicar instrumentos: crédito de capital de trabajo amarrado a órdenes de compra, factoraje con tasas razonables, seguros de crédito para exportación y programas que fidelicen la entrega perfecta. No se trata de regalar dinero; se trata de profesionalizarlo. Un proveedor que cobra en 90 día se ahoga; uno que tiene financiamiento sobre contrato respira, cumple y vuelve a facturar.

Hay quien mira la electrificación automotriz y ve incertidumbre. Pero en realidad es un examen: de coordinación, de disciplina y de ambición inteligente. Nadie puede garantizar que los aranceles no cambien la ecuación; lo que sí podemos garantizar es nuestra capacidad de adaptarnos. El corredor Coahuila–Nuevo León–Texas ya compite todos los días: exporta, resuelve, aprende. Lo que sigue es jugar como región y dejar de pensar que cada quien está por su lado. El futuro no es de los más grandes, sino de los que mejor se adaptan.

Hoy por hoy, el corredor tiene lo necesario para ser referente continental en movilidad eléctrica: industria madura, talento con ganas de crecer y una cultura de trabajo que no se aprende en un seminario. Los aranceles, si llegan, serán una curva en el camino, no una pared. Si actuamos con cabeza fría y manos firmes, podemos salir de esta transición más fuertes, con cadenas regionales más sólidas, empleos de mayor calidad y PYMES que pasen de sobrevivir a liderar. Nuestro reto no es esperar el viento a favor; es ajustar las velas. Y entre Coahuila, Nuevo León y Texas, sopla lo suficiente como para llegar muy lejos.

X:@pacotrevinoa

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