jueves 2, enero, 2025

CAPITALES

Francisco Treviño Aguirre

Inflación, innovación y comercio: la dinámica entre México y Estados Unidos en 2025

El año 2025 promete ser un periodo de transformaciones profundas en las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos, enmarcado en un entorno global caracterizado por incertidumbre y volatilidad. Las políticas comerciales propuestas por el presidente Trump, quien asumirá oficialmente en enero, ya han generado tensiones significativas. Entre las iniciativas más destacadas se encuentran las amenazas de imponer aranceles sustanciales a socios comerciales clave como Canadá, China y México. Estas medidas, percibidas como estrategias de negociación, podrían desencadenar respuestas recíprocas que impacten negativamente el comercio bilateral y alteren las cadenas de suministro en Norteamérica.

México, como principal socio comercial de Estados Unidos bajo el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), enfrenta un escenario desafiante. Las posibles restricciones comerciales plantean riesgos significativos para sectores estratégicos como el automotriz, el agroindustrial y el de manufactura avanzada. Sin embargo, también emergen oportunidades relevantes. La fortaleza del consumo privado en Estados Unidos, sustentada por un mercado laboral fortalecido y altos niveles de confianza del consumidor, sugiere una demanda sostenida de productos mexicanos. Este dinamismo podría convertirse en un motor de crecimiento para México, siempre y cuando se logren implementar estrategias efectivas para mitigar las barreras arancelarias.

Un componente esencial en el contexto de las relaciones bilaterales son las remesas, que continúan siendo un pilar económico fundamental. El corredor de remesas entre Estados Unidos y México, el más grande a nivel global, constituye una fuente vital de ingresos para millones de familias mexicanas. Este flujo de recursos, que representa aproximadamente un tercio del ingreso anual de los hogares de menores ingresos, se ha visto fortalecido por la digitalización de los sistemas de envío de dinero, lo que ha mejorado la eficiencia y reducido los costos asociados.

El manejo de la inflación también será un factor determinante en las relaciones comerciales. A pesar de los recortes en las tasas de interés implementados por la Reserva Federal, los niveles actuales de inflación en Estados Unidos permanecen lejos del objetivo del 2%, lo que indica un panorama complejo y de largo plazo. Para México, la estabilidad en las políticas monetarias estadounidenses será crucial para preservar la competitividad de sus exportaciones y garantizar la estabilidad de los flujos comerciales entre ambos países.

Ante este panorama, las empresas mexicanas y estadounidenses deben adoptar una visión ágil y colaborativa. La cooperación en sectores clave como el energético, el manufacturero y el tecnológico será esencial para superar las tensiones políticas y fortalecer los lazos comerciales. Además, la alineación con los objetivos establecidos en el T-MEC, especialmente en lo referente al contenido regional, ofrecerá una base sólida para seguir impulsando la integración económica de la región.

El sector automotriz, uno de los pilares de la economía mexicana, podría enfrentar importantes retos debido a posibles cambios en las reglas de origen contempladas en el T-MEC. No obstante, también podría beneficiarse de la reubicación de cadenas de suministro derivada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Este fenómeno, conocido como “nearshoring”, podría consolidar a México como un destino atractivo para la inversión extranjera directa en manufactura avanzada.

Por su parte, el sector agroindustrial también juega un papel crucial en el comercio bilateral. Los productos mexicanos, reconocidos por su calidad y competitividad, tienen una demanda creciente en el mercado estadounidense. Sin embargo, este sector podría enfrentar barreras adicionales, como inspecciones más estrictas y mayores costos logísticos, lo que hace imperativo fortalecer las cadenas de valor y mejorar la infraestructura fronteriza.

En cuanto al sector tecnológico, la colaboración entre ambos países puede abrir nuevas oportunidades para el desarrollo de innovaciones y el impulso a la economía digital. Inversiones en inteligencia artificial, energías renovables y tecnologías de la información podrían ser áreas clave para fomentar un crecimiento mutuo.

La adaptación a las nuevas dinámicas comerciales también implica una gestión efectiva de las políticas bilaterales. La diplomacia económica y el fortalecimiento de los canales de comunicación entre ambos gobiernos serán esenciales para mitigar los efectos de las medidas proteccionistas y evitar una escalada de tensiones.

Por último, es importante resaltar la necesidad de invertir en innovación y desarrollo como estrategia para garantizar la competitividad de las empresas mexicanas en un entorno global cada vez más desafiante. Esto incluye no solo la adopción de nuevas tecnologías, sino también el fortalecimiento del capital humano a través de programas de capacitación y educación continua.

Hoy por hoy, las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos en 2025 estarán marcadas por retos significativos, pero también por oportunidades estratégicas. La clave radicará en una colaboración sólida que permita mitigar los efectos de las políticas proteccionistas y fomentar una mayor integración en cadenas de valor resilientes. México cuenta con una posición privilegiada para capitalizar la demanda de consumo en Estados Unidos y consolidarse como un socio indispensable en la región. La adaptación a las nuevas dinámicas comerciales, el fortalecimiento de la innovación y una gestión efectiva de las políticas bilaterales serán fundamentales para garantizar un crecimiento sostenido y equilibrado en los próximos años.

X: @pacotrevinoag

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