El trenazo de Puente Moreno, de Francisco J. de la Peña
Rubén Olvera Marines
Tras cincuenta años del accidente ferroviario de Saltillo, el destino quiso que una colección de fotografías, portadas de periódicos, testimonios, entrevistas, reportajes y columnas de opinión llegaran a manos del periodista Francisco J. De La Peña.
Mostrando oficio de análisis y síntesis, además de ese olfato periodístico que lo caracteriza para detectar noticias de relevancia social, el también director de El Heraldo de Saltillo, logró organizar y articular un montón de información e imágenes dispersas, para transformarlas en la obra más completa publicada hasta hoy sobre lo sucedido aquel 5 de octubre de 1972, cuando un tren de pasajeros procedente de Real de Catorce se descarriló a escasos kilómetros de la capital de Coahuila, provocando la muerte de cientos de personas y dejando miles de heridos.
Quizá por eso, el libro “El trenazo de Puente Moreno”, editado por Francisco J. De La Peña, con apoyo de la editorial Barker and Jules e instituciones públicas de Coahuila y Saltillo, se convertirá en un material de consulta para quienes deseen conocer, investigar e incluso escribir sobre el más grave accidente ferroviario ocurrido en México.
Bajo un estilo periodístico honesto, plural y sugerente, el autor seleccionó y ordenó meticulosamente 29 textos, entre testimonios, reportajes, entrevistas y artículos de opinión; se agradece que incluyera algunas reflexiones actuales, las cuales ponen en perspectiva lo sucedido. Además, como apoyo visual, distribuye estratégicamente más de 40 imágenes en las 245 páginas de la obra.
En “El trenazo de Puente Moreno”, la “duda” desempeña un papel crucial y definitorio, como lo plantea Francisco J. De La Peña en el prólogo. El tiempo transcurrido no ha logrado esclarecer dos cuestiones fundamentales, de interés no solo periodístico, sino también comunitario, debido a los efectos sociales, legales y humanos que dejó la tragedia: ¿Cuántas personas viajaban en el tren y cuántas de ellas fallecieron? ¿Cuál fue la causa del percance, si es que fue un accidente?
Por ello, no es casualidad que la obra inicie con un artículo escrito hace una década por Jorge Sosa del Bosque, denominado “Aún persisten dudas sobre las causas del trenazo”. ¿Fueron 234 o más de 1000 el número de víctimas mortales? ¿Fue un sabotaje la causa del descarrilamiento? ¿Sucedió que la tripulación consumió bebidas alcohólicas? O, como lo aseguraron los tripulantes, ¿el origen debe atribuirse a una falla mecánica producto de un sistema de frenado viejo y desgastado? Cinco décadas sin respuestas.
Para quienes se interesen en esta línea periodística, el texto incluye un sugerente resumen del libro “Memorias de un hombre de izquierda”, escrito en 1976 por Víctor Manuel Villaseñor, que al momento de la catástrofe fungía como director de Ferrocarriles Mexicanos.
Contrastando con la versión oficial, Villaseñor desarrolla la teoría del sabotaje, argumentando que el de Puente Moreno, fue el último de una serie de “accidentes” que sucedieron meses antes de aquel octubre de 1972.
Conocer las experiencias personales es un valor agregado del libro, pues subrayan las emociones y sentimientos de quienes vivieron la tragedia. De La Peña se muestra generoso en este sentido, ya que presenta diversos testimonios que dan cuenta del sentido humano frente al infortunio.
Destacan las palabras de Antonio de la Cruz, quien se sumó al rescate de las víctimas inmediatamente después de haber ocurrido el percance: “La niña que murió en mis brazos se llamaba Refugio, tenía diez años”.
Irma Durón, enfermera de la Clínica 1 del IMSS, relata que las escenas dentro del nosocomio parecían las de una guerra, “tuvimos que trapear la sangre del piso”. Otro trabajador de la salud, Rómulo Moreira, recuerda que jamás se habían escuchado tantas sirenas en la ciudad, “los tres hospitales que existían en aquel momento, se saturaron”.
No podría considerarse un libro completo sin incluir historias de vida. Por fortuna, se rescatan, entre otras, las vivencias de Virginia de la Cruz, una niña sobreviviente que ese fatal día perdió a su madre Manuela, a su abuela Gregoria y a su tío Felipe: “El vagón empezó a bambolearse, se escuchó un estruendo, se apagaron las luces, después todo quedó en tinieblas”.
Con certeza, “El trenazo de Puente Moreno” preserva en forma sistematizada y ordenada la memoria histórica de aquella tragedia. Un ejemplo de ejercicio periodístico para el entendimiento de todo público.