viernes 2, mayo, 2025

AVISO DE CURVA

Rubén Olvera

No todo es culpa de Trump

El fantasma del bajo crecimiento económico vuelve a recorrer México. Y no es para menos: en las últimas semanas, cuatro organismos internacionales recortaron sus pronósticos para la economía del país. Los ajustes han sido drásticos y reveladores.

Comencemos con el escenario en el que la economía mexicana retrocede. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronostican caídas del 0.3% y 1.3% en el PIB, respectivamente. A inicios de año, ambos organismos proyectaban un crecimiento del 1.4%, por lo que el ajuste es significativo.

El Banco Mundial, aunque menos pesimista, tampoco ofrece una cifra para celebrar. Su pronóstico más reciente apunta a un crecimiento del 0%. Hace algunos meses, proyectaba un alza del 1.5%.

Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe es ligeramente más optimista. En su revisión de abril, anticipa un crecimiento del 0.3%. Suena mejor, aunque en diciembre de 2024 estimaba una tasa del 1.5%.

Más allá de las diferencias porcentuales, las tres proyecciones coinciden en que el PIB mexicano se estancará. Y también comparten la razón principal detrás del ajuste.

De hecho, prácticamente todos los organismos que elaboran pronósticos sobre la economía mexicana incluidas instituciones del Gobierno mexicano— han encontrado en la política comercial de Donald Trump al principal sospechoso.

No se trata ahora de discutir si la errática cruzada arancelaria de Trump es la única explicación del estado actual —y futuro— de la economía. Pero, en mi opinión, no es el único sujeto de interés. Existen otros factores que podrían estar influyendo en el encogimiento que atraviesa la economía mexicana.

Insistir en Trump es ignorar que el PIB de México ha estado cayendo sostenidamente desde el primer trimestre de 2022. Incluso, 2024 fue uno de los años más débiles del sexenio anterior, con una tasa de crecimiento del 1.2%. Trump ni siquiera gobernaba entonces.

Sin duda, la política comercial adoptada por Estados Unidos genera incertidumbre entre los inversionistas, como señalan los tres organismos citados. Esta situación podría frenar la inversión extranjera en México y afectar sus exportaciones.

Sin embargo, para no dejar cabos sueltos, las autoridades mexicanas harían bien en examinar esta tendencia desde otros ángulos, más allá del tema arancelario.

Como ejemplo, el FMI señala que el aumento en las tasas de interés del Banco de México para contener la inflación, junto a las presiones para reducir el déficit fiscal generado durante los primeros años del sexenio anterior, son factores que encajan con la desaceleración económica reciente.

Desde otra perspectiva, también relevante para comprender el actual desempeño de la economía mexicana, el BM precisa que incluso antes del regreso de Donald Trump, México y otros países de la región ya estaban rezagados en la carrera del nearshoring frente a Vietnam e Indonesia.

Estamos ante un claro aviso de que es urgente prestar mayor atención a la conducción de la política económica y a la competitividad del país para atraer inversiones, sobre todo ahora que se plantea que la economía de Estados Unidos podría entrar en recesión.

No es solo un fantasma, sino una legión de espíritus traviesos lo que explica el declive económico.

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