Rubén Olvera
Informe del Banco Mundial: pobreza, equidad y crecimiento en México
Luego de dos décadas sin elaborar un informe específico y exhaustivo sobre la pobreza en nuestro país, hace unos días, en la Facultad de Economía de la UNAM, el Banco Mundial presentó un nuevo estudio denominado “Informe de Pobreza y Equidad en México”.
Sin entrar en mayores detalles, las pruebas presentadas en este informe sobre la evolución de la pobreza en México durante los últimos 24 años son suficientes para obtener dos conclusiones primarias.
Por un lado, el crecimiento económico resurge como el protagonista del desarrollo, al ser identificado como un factor indispensable para erradicar la pobreza. El Banco Mundial llegó a esta conclusión al descubrir que la Tasa de Pobreza Multidimensional en México es más alta que la de Chile, Polonia, Turquía y Malasia, países que han experimentado un crecimiento del PIB más rápido que el nuestro.
Queda claro que los años de crecimiento lento o negativo han quedado atrás si se desea alcanzar la meta de erradicar la pobreza extrema definida en la Agenda 2030. Las autoridades deben acostumbrarse a ser evaluadas por la tasa de crecimiento del PIB que logren durante su mandato.
Pero cuidado, porque este resurgimiento del PIB como palanca de desarrollo implica un tipo de crecimiento distinto: rápido y equitativo. Para el Banco Mundial, el crecimiento económico debe ser inclusivo para poder erradicar realmente la pobreza y reducir la desigualdad.
Este nuevo impulso hacia el crecimiento equitativo debe impactar primero a la población desprotegida y vulnerable. Si los ingresos de los hogares más pobres, mujeres, jóvenes y población del área rural no crecen más rápido, las brechas existentes no se cerrarán y la desigualdad se agravará.
El estudio del Banco Mundial, por otra parte, valora positivamente los programas sociales. La estrategia de bienestar se considera una herramienta importante en la lucha contra la pobreza. No obstante, el organismo también advierte que las transferencias monetarias no son suficientes para eliminar la pobreza más rápidamente.
El informe destaca que los programas sociales se han multiplicado en las últimas décadas. La inversión en el desarrollo social también ha aumentado considerablemente, especialmente en años recientes. Como resultado, México ha logrado reducir los índices de pobreza y desigualdad.
Sin embargo, persisten algunas privaciones sociales debido a la falta de esquemas de protección social en el sector informal. Las ocupaciones informales están aumentando. De hecho, en 2024 se presentó una caída histórica en el número de empleos formales registrados en el IMSS.
Al mismo tiempo, México ha enfrentado dificultades en los últimos años para brindar servicios de salud de alta calidad a todas las personas que lo necesiten.
También se identificaron bajos niveles de inversión en educación. En consecuencia, varios indicadores que miden la calidad del sistema educativo permanecen estancados.
Cuando la pobreza y la desigualdad se combinan con las deficiencias en los sistemas de seguridad social, salud y educación, se crea una mezcla explosiva denominada pobreza multidimensional que puede destruir el desarrollo de cualquier país.
Afortunadamente, hay una solución, y esta es quizás la conclusión general que se desprende del informe del Banco Mundial: el empleo formal vinculado al crecimiento económico y la inversión en infraestructura social son los mejores aliados de la política social en la lucha contra la pobreza.