Raúl Adalid Sainz
Aún lo recuerdo, era un verano de 1974 en la Comarca Lagunera. Los chamacos de la cuadra jugábamos al rayo del sol en la calle. Todos queríamos ser el pitcher, pues queríamos ser el «Pollo» Pollorena, ese que acababa de ganar veinticinco juegos. El bat y la pelota eran de plástico.
Lo tengo presente, 1974, un día de sol en el Estadio Rosa Laguna, mi padre me llevó a ver a Antonio Pollorena, y aquel Unión Laguna que llegó a la final contra los «Diablos» Rojos del México. Ese día Pollorena logró su triunfo veintidós. La gente en aquellas viejas gradas, decía: «va llegar a las veinticinco». Ese 1974, en la comarca, la gente estábamos locos con Pollorena, y con aquella final en la que los «Diablos Rojos», nos barrieron en cuatro juegos. El manager de los «Pingos», era el mítico «Cananea” Reyes.
1975 llegó, y el gran Pollorena obtuvo veinte victorias. Un nuevo estadio se instaló en los llanos torreonenses camino al aeropuerto. Ese que nos maravilló: «El gran Mecano», ese parque de muchos tornillos y láminas, ese que nos decían que había sido la casa de los «Astros», de Houston. Al menos así lo quisimos creer. El estadio «Superior», ahí fue el escenario donde el gran «Pollo», consiguió tres temporadas de veinte victorias.
1976, fue una temporada de ensueño para mí. Fui muchas veces al «Gran Mecano», me iba solo, o a veces con algún compa, a ver a Antonio Pollorena. Bien presente lo tengo, tomaba unos destartalados camiones llamados San Julián Alianza que me dejaban frente al estadio. Iban «hasta el chongo», como dicen en Torreón. Todos esos fanáticos queríamos ver al Unión Laguna y en especial al gran Pollorena.
Esa temporada de 1976 fue memorable. Aún recuerdo dos extraordinarios triunfos del «Pollo», ante los «Diablos Rojos» del México; uno en el Estadio del «Seguro Social», ya derruido. Tras tener una desventaja de cinco carreras, Pollorena corrigió el rumbo, y terminó ganando Unión Laguna seis carreras a cinco en una épica batalla. El otro triunfo ante los «Pingos Rojos», fue en «El Gran Mecano». Un triunfazo de Pollorena picheando las nueve entradas. Porque esa era otra, ese caballón era de pichear nueve entradas completas. A veces llegaba a su rescate el gran «Pancho el grande», ese extraordinario relevista llamado Francisco Maytorena.

Ese Unión Laguna cómo me llegó. Estaban jugadores estupendos. Aún me parece ver en el verde césped, y en el abanico, a los hermanos Félix, al «Vikingo» Christiansen tras de home, a «Many» Lázaro en la segunda base, a Víctor Manuel López en el short, al gran Blas Santana en la tercera, a Curtis Brown en el jardín central, y al gran slugger, Rommel Canada.
Los juegos del playoff fueron estupendos, ganando fácil ante Reynosa, la segunda serie fue el campeonato de la zona norte ante los «Indios», de Juárez, fue tremenda. Laguna pasó a la final en el mismo Ciudad Juárez. Una jugada de squeeze play ordenada por el manager algodonero, Moi Camacho, nos dio nuestra segunda final de los setentas.
¿Y quién fue el pitcher? El gran Antonio Pollorena. Otra vez la final contra los «Diablos». En esa final, recuerdo una de las más grandes victorias de Pollorena, fue en el tercer juego de la serie. «El Pollo» lanzó una joya de pitcheo, ganando Unión Laguna, en el antiguo «Parque Delta», dos carreras a cero. Nueve entradas de pitcheo. Así era Pollorena. Dolorosamente la serie se perdió cuatro juegos a dos.
1977 marcó otra temporada de ensueño para Pollorena, veinte victorias. Aún recuerdo la narración por radio de don Alonso Gómez Uranga. El hombre estaba emocionado. Los radioescuchas, prácticamente llorábamos de emoción por la consecución de ese gran lagunero. Para la afición algodonera, ese sinaloense ya era lagunero. Cuatro temporadas de éxito. Una de veinticinco, y tres de veinte. ¡Vaya pitcher! Ese playoff del 77 se perdió ante Laredo, que posteriormente fue campeón.
El gran «Pollo», estuvo hasta 1979 con Unión Laguna. Esa temporada fue cambiado a León por Héctor Espino. Pese a que llegaba una leyenda a los «Algodoneros», los fans de Pollorena no estuvimos de acuerdo. Era el fin de una época.
Decir que un hombre clave para que Antonio Pollorena llegara a Unión Laguna fue el gran caballero Guillermo Garibay, gerente deportivo de Unión Laguna. Don Memo conocía a Pollorena cuando este era pitcher de «Charros» de Jalisco. Antonio Pollorena llegó a «Algodoneros», en 1972.

Me dio un enorme gusto que la directiva de Unión Laguna, encabezada por Guillermo Murra, homenajeara este domingo 22 de junio de 2025, a don Antonio Pollorena. Él es parte de la historia de la Comarca Lagunera. Su número 22 es ahora leyenda viva en la barda del jardín izquierdo del «Parque de la Revolución».
Quizá los jóvenes aficionados, los niños, pregunten a sus abuelos: ¿quién era Antonio Pollorena? Quizá entonces, alguien como yo, ahora, cuente emocionado y con nostalgia alegre, una historia como esta. Es que todo aficionado a Unión Laguna de los setentas, tiene un pasaje de vida con Antonio Pollorena.
Gracias «Pollo» Pollorena, por ser mi ídolo en la niñez y adolescencia. Gracias al tiempo de esta nueva directiva algodonera por dar este justo homenaje a una verdadera leyenda del béisbol lagunero.
¡Que viva, Antonio Pollorena!
Nota: Agradezco el milagro de que este texto pudiera llegar a don Antonio Pollorena.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan