lunes 20, mayo, 2024

Algo que vale la pena leer

Alberto Boardman

La historia del mundo en 50 mentiras

“La mentira es un triste sustituto de la verdad, pero es el único que se ha descubierto hasta ahora”. Elbert Hubbard.

¿Qué tanto sabemos sobre la historia de la humanidad como plenamente cierto y comprobable? Seguramente, depende de los contextos, de pruebas, incluso de la necesidad de que ciertas mentiras tuvieran que evolucionar como verdades y a la inversa. Con la certeza del axioma por excelencia que reza: “la historia la escriben los vencedores” podemos darnos una clara idea de ello. Mentir es inherente a la naturaleza humana, la construcción de mitos, leyendas y epopeyas siempre ha sido aderezada o rasurada en más y menos. Y una manera amena y didáctica de comprobarlo es a través de la propuesta realizada por la historiadora especializada en salud mental, género y “la otra historia”, Natasha Tidd, a través de su más reciente libro “La historia del mundo en 50 mentiras” editorial Crítica, 262 páginas, publicado para México en febrero de 2024.

Partiremos del mundo antiguo famoso por la “simulación” a la tendencia de reescribir la historia de la Edad Media; seremos testigos de las múltiples teorías de conspiración de la Edad Moderna Temprana a las “fake news” y la culminación de la falacia en el presente. Para muestra, el interesante aporte que nos brinda el capítulo titulado “La historia secreta”, a través del cual Tidd nos cuenta sobre Procopio de Cesarea, un erudito historiador encargado de redactar las crónicas históricas de Justiniano I el Grande, gobernante de Bizancio por el 532 de nuestra era. Resulta que Procopio escribiría dos libros titulados “Historia de las guerras y los edificios” que permanecieron como hechos indiscutibles hasta que por azares del destino en el siglo XVII se encontró archivado en la Biblioteca Vaticana un tercer volumen de su autoría titulado: “Historia secreta”. En este curioso ejemplar, menciona la autora, Procopio se desdice de todo lo dicho, argumentando: “Me forzaron a esconder los motivos reales de muchos de los sucesos relatados en mis primeros libros. Ahora es mi deber, en esta parte de mi historia, decir lo que hasta el momento no se ha dicho, declarar los motivos reales y el origen de las acciones que ya relaté”. Para saber el resto, habrá que leerse el libro.

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.

Compartir en: