domingo 19, mayo, 2024

Al final: lo único que vale la pena en este escenario de la vida, es la pasión

Raúl Adalid Sainz

Tres cosas me han gustado en la vida como un demente que quiere viajar sin cohetes a la luna: Amar, actuar y escribir. La senda conlleva un letrero: vivir la vida. Me gusta toda clase de aventura que implique conocer mi alma en el riesgo. Me gusta saber quién soy y que carajos hago en el concierto de este universo.

Me gusta hablar con el hombre, con Dios, en la total armonía de la recomposición de mi universo, me gustan todas las mujeres que me gustaron, el buen cine, las buenas series, y el teatro que le habla al alma, me irradio en un buen juego de futbol de mi equipo Santos Laguna (aunque vaya de la pedrada), me vuelvo loco en el gusto de un buen platillo mexicano, italiano o español.

Me enloquece un corte de mi tierra, una riñonada de cabrito al pastor, las tortillas de harina, el bacalao vasco, y esas mis tlayudas. Me gusta la gente honesta, limpia de emociones. Amo a mis hermanos, mis amigos, pocos son, pero verdaderos. Dos en el escenario eterno. Me enloquece la gente de mi circo (las actrices, los actores, los directores, todos esos locos y su mundo).

Respeto la sinceridad y mucho. La gente que profesa el agradecimiento. Los seres que valoran la cantidad emocional de sus alforjas y no al material que en ellas cabe. Me gusta cantar y mucho. Oír a los Beatles, a Sabina, a Serrat, Motzart, Morricone y a José José. Bailar. Meditar y mi tai chi. La esperanza de una hermosa noticia.

Hoy descubrí un pensar hondo acerca de la pasión de vivir y en especial de la locura absoluta por escribir. A mí leer, actuar, amar y redactar me han salvado la vida. Te comparto estas maravillosas citas, que resumen en mucho este candor apasionante de lo que es la vida cuando se le descubre el sabor, son del gran escritor mexicano (guionista, dramaturgo, cuentista, novelista, periodista), Ricardo Garibay. Creador de la novela «Par de Reyes», y que luego derivara en el guion de una de las películas mexicanas que más me han impactado: «Los Hermanos del Hierro».

«Escribir –decía Garibay– es como poseer a una mujer bellísima que se entrega con las reticencias naturales que debe tener una mujer bellísima, pero llena de entusiasmo y de generosidad. Escribir es un acto de amor, muchos momentos en la escritura son un verdadero orgasmo. La pasión es una emoción dementísima, que excluye toda otra posibilidad de emoción para cualquier otra cosa que haya en el mundo… La pasión es absorbente, tritura, consume al ser humano, lo ocupa enteramente, lo chupa, lo convierte en un bagazo. Por eso, muy pocas veces habremos de encontrar en la vida personas apasionadas, de verdad apasionadas, y menos aún en el amor».

PD: Hoy, este viejo loco está contento, he hecho lo que me ha dado la regalada gana. La medida ha estado presente. Tengo fe en que el mundo que persigo vislumbre su utopía. Quizá, esa inalcanzable, esa por la que vale la pena caminar.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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