Lo que no se hace consciente, se manifiesta en nuestra vida como destino. Sigmund Freud
Sanjuana Adame Escamilla
El ser humano por naturaleza quiere ser aceptado y querido por las personas con las que convive: familia, pareja, amigos, compañeros de trabajo, etcétera. Pero esto no siempre sucede así. Algunas personas sienten o piensan que no son apreciados, que los demás son fríos y distantes con ellos sin razón y esto las conflictúa mucho.
En la práctica clínica psicológica, a la que me dedico desde hace más de treinta años, he atendido a muchas personas sufriendo problemas de abandono, rechazo o minusvalía de la pareja, de su familia, amigos o compañeros de trabajo. Este hecho puede ser real o no, lo importante es que el paciente lo vive así. Y ese sentimiento detona su situación emocional y conductual, llevándolo a presentar verdaderos cuadros psicopatológicos.
Brenda se presenta en la consulta porque no entiende la situación de su matrimonio. Ella es una mujer joven, delgada, de aspecto agradable, aunque su semblante demuestra sufrimiento y dolor; comenta con tristeza que desde que se casó, hace cuatro años, ha tenido constantes disputas con su esposo, no lo entiende. Él está en un grupo de amigos de videojuego y acostumbra jugar lunes, miércoles y viernes de ocho a once de la noche. Brenda comenta que se siente sola, abandonada. No platican, solo a la hora de la comida, y si es que coinciden, pues frecuentemente él no va a comer, debido a algún problema que se presenta en la empresa de la que es dueño.
Brenda dice que se casó para convivir con Carlos, su esposo, para que hicieran cosas en común, pero a él le interesa más el videojuego que ella. Manifiesta también que frecuentemente tiene depresión y tristeza profundas sin saber el motivo y que constantemente se enferma del estómago o la garganta. También comenta que sus amigas ya se cansaron de escuchar sus quejas, y que le han dicho que se divorcie, pero ella le tiene mucho miedo al fracaso y a estar sola. Durante la primera sesión, en repetidas ocasiones, comenta sentirse muy abandonada por Carlos.
El abandono emocional es un estado relativo donde la persona que lo padece siente que es dejada de lado, no tomada en cuenta, no querida y que no tiene una base emocional que la haga sentirse bien. Este sentimiento puede aparecer de pronto o gradualmente en una relación de cualquier tipo y producir mucho sufrimiento.
Entre los síntomas que puede presentar una persona que ha sido abandonada emocionalmente se pueden mencionar: tristeza, pérdida de interés, depresión, aislamiento social y temor a ser rechazada, y estos síntomas son los que los hacen acudir a psicoterapia.
Ahora bien, esos conflictos no son actuales, solo que se expresan ante una situación muy similar a la que vivieron en la infancia. Las implicaciones psicológicas que se derivan de una vivencia temprana asociada al abandono suelen ser, por lo general, bastante graves. Porque se trata de un vínculo roto, una raíz arrancada por donde antes se nutrían nuestras emociones y nuestra seguridad. Y, aunque cada niño vive los hechos de un modo diferente, es común que quede la herida o trauma, y los traumas no los cura el tiempo, sino una adecuada solución por medio de un tratamiento psicológico o psiquiátrico.
Sin embargo, hay un aspecto que debemos tener en cuenta: el abandono no solo se produce por una ausencia física. El abandono más común es aquel donde deja de existir una autenticidad emocional, ahí donde aparece el desinterés, la apatía y la frialdad. La percepción de este vacío no tiene edad, es algo que toda persona va a percibir y que, por supuesto, llega a presentarse en diferentes etapas de su vida. Así, tenemos adolescentes y adultos devastados, sufriendo por problemas de pareja, de comunicación, de trabajo. Generalmente son personas inteligentes y preparadas, pero no saben por qué no los promueven en su trabajo si son mejores que muchos otros, no entienden porque su novia o esposa no los apoya, sus amigos no lo visitan, sus vecinos solo comentan los buenos días, sin ahondar en alguna conversación por muy trivial que ésta sea.
No entienden que pasa con ellos, porque no pueden tener una “vida normal” como sus amigos o conocidos. Y, como en el caso de Brenda, experimentan sentimientos asociados a pensamientos y conductas inadaptadas, por ejemplo: síntomas depresivos, evasión de las relaciones o dependencia excesiva de éstas y pueden presentarse como una fuente de dificultades en la vida diaria, en particular en el contexto social y de relaciones interpersonales.
En el manejo terapéutico de Brenda utilizamos dos teorías fundamentales que, aunque aparentemente sean contradictorias, en realidad se entrelazan entre sí. La primera teoría (y que está muy en boga) es la de Lise Bourbeau, ensayista canadiense que ha escrito acerca del desarrollo humano. La segunda teoría (tradicional) es la propuesta por Sigmund Freud, padre del psicoanálisis y creador de 5 hipótesis del funcionamiento de la psique del ser humano y que, por falta de espacio, revisaremos en la siguiente entrega del artículo.
Lise Bourbeau en la última edición de su libro “Las cinco heridas que impiden ser uno mismo”, retoma precisamente el concepto de “herida” en lugar del de “trauma”. Pero, ¿Qué es una herida emocional? Una herida es una desconexión desadaptativa donde se pierde el control de nuestros actos, pensamientos y sentimientos. Esto ocurre, dice la autora, cuando recordamos, vemos o vivimos sucesos similares a los que provocaron nuestras heridas. Una forma de identificar si hay heridas por curar se realiza cuando las personas con las que interactuamos, dicen alguna frase o hacen alguna conducta que nos hace sentir mal, que nos destruye, que nos lleva a hacer cosas que no habíamos planeado, esto es como consecuencia de la herida que tuvimos en la infancia y que hemos olvidado.
En esta misma edición, Bourbeau considera que todos los problemas de orden físico, emocional o mental que tenemos provienen de cinco heridas vitales en el ser humano. Y que, una vez que sepamos que existen y que tenemos alguna de ellas podremos identificar la verdadera causa de los problemas que nos angustian o amargan la vida. Estas heridas son: Herida de rechazo. Herida de abandono. Herida de humillación. Herida de traición. Herida de injusticia. Todas estas heridas nos fueron infligidas de los 0 a los 6 años de edad, por eso muchas de ellas permanecen en la inconsciencia y solo se reactivan cuando pasamos por una situación similar a la vivida en la infancia.
Algunas de las características de las personas con herida de abandono, nos dice Bourbeau, son las siguientes:
- Se encuentra en un estado constante de hipervigilancia.
- Se aísla, pues, al haber vivido situaciones de peligro en la infancia sin que nadie le prestara ayuda, aprende a no explicar y a no compartir.
- Presenta trastornos de ansiedad y depresión.
- Tiene la necesidad constante de validación externa.
- Tiene temor al rechazo y sentimientos de culpa y vergüenza.
- Se sabotea a sí mismo. Tiene poca confianza en lo que es y tiene.
- Es codependiente. Tiene necesidad de aprobación y reconocimiento.
- En las reuniones sociales solo entabla comunicación con personas conocidas.
En el conflicto emocional que lleva a terapia a Brenda, el objetivo terapéutico durante la primera etapa es propiciar el vínculo entre terapeuta y paciente a través de la empatía. Pues los pacientes con herida de abandono necesitan tener vínculos sanos y sentirse comprendidos y apoyados.
En la segunda etapa del tratamiento se trabajará con las técnicas de Bourbeau y Freud, pues lo que propone Bourbeau es, básicamente, lo que propone el psicoanálisis. La técnica de Bourbeau es “recuerda y reconoce tus heridas”, el psicoanálisis Freudiano dice “haz consciente lo inconsciente”.
Prevalencia: en la actualidad la “herida de abandono” o “abandono emocional” ocurre indistintamente en la misma cantidad en hombres y en mujeres.
- Sanjuana Adame Escamilla nació en Gómez Palacio, Durango. Radica en Torreón, Coahuila. Tiene Doctorado en Psicología Clínica. Si usted desea consultarla, puede hacer contacto con ella a través de su número de celular 8711355467 o bien a través de su correo electrónico, adameescamilla@hotmail.com