lunes 13, mayo, 2024

A una actriz de una total pasión y entrega a su profesión: Magda Vizcaíno

 

Raúl Adalid Sainz

Una gran compañera actriz que quise mucho se ha ido. Magda Vizcaíno, querida en el camino cuando compartimos la obra teatral, «Don Juan Tenorio». Lindos momentos departimos en las películas «Las Lloronas», y «La Mitad del Mundo». En la última película que hicimos, «Martha», Magda estaba sublime. Su actuación la llevó a ganar el premio «Ariel». 

 

Magda Vizcaíno, era una mujer llena de ternura, gran sencillez, sensible, una señora de gran saber teatral y cinematográfico. Compartía su savia vital. Charlista sin igual. Con Martha se disfrutaba fumar un cigarro platicado.

Cómo las recuerdo a ella y a la actriz Genoveva Pérez, en aquellos paseos vespertinos en aquella hacienda en el estado de Nuevo León. Platicábamos de la vida, de la filmación que nos llevó ahí, aquella película llamada «Las Lloronas», ahí en un auditorio de dicha hacienda, les hice a ambas, una interpretación de un monólogo de Hamlet, conmovedor su aplauso. He de decir que Magda me recordaba mucho a mi madre, tenían un parecido.

Magda hermosa, aún recuerdo tu profesionalismo en esa filmación de la película que te encumbró llamada «Martha»: te fuiste a vivir por espacio de un mes a Tultitlán, Estado de México. La producción de la cinta era casi guerrera en sus arcas. Me dijiste: «ay Raúl, me tengo que bañar con el agua fría, los muchachos no tienen para el gas». 

Así de entregada fue Magda para retratar fidedignamente a su solitario personaje llamado «Martha». Los dioses te hicieron justicia al ganar aquel verano del 2012 tu «Ariel». Nunca olvidaré tu apoyo, tu aliento generoso de ponderar mi trabajo. La última vez que te vi fue en aquellos fríos de diciembre en Veta Grande, Zacatecas, cuando filmábamos «La Mitad del Mundo». 

Un amor inmenso de Magda a su ser de actriz. Entregada a su profesión como pocas actrices he visto. Esta foto con tu «Ariel», es el significado a tu enorme pasión y entrega.

Dios te guarde querida amiga y compañera, que la tercera llamada del escenario eterno suene en tu honor, ahí en el teatro, ese mirador que tanto amabas.

 

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

 

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