(Un tranvía llamado deseo)
Raúl Adalid Sainz
Ver a Tennessee Williams y a Marlon Brando en esta foto, me trae todo tipo de emociones y recuerdos. Es el enamoramiento teatral hacia una dramaturgia que me impresionó. El realismo norteamericano, simbolizado en esos autores como Williams, Miller, la gran Lillian Hellman, o el mundo tremendo de Eugene O’Neil.
Ver a Brando es observar a uno de los actores más inmersivos y carismáticos en el mundo de la interpretación. En esta imagen con Tennessee es ver al dramaturgo y al actor, que dieron vida a ese personaje que ya es un mito en el teatro y en el cine: «Stanley Kowalski».
Curioso, hace dos días, en el camerino que compartimos, mi compañero actor Luis Miguel Lombana y yo, en la obra «Network», recordábamos cuando Luis Miguel hizo al personaje de «Mitch», en el «Tranvía Llamado Deseo», de Williams.
Hablábamos de la dura vida del dramaturgo. Del romántico personaje de «Mitch», que se enamora de «Blanche Dubois». Ese montaje del «Tranvía», fue dirigido por Francisco Franco. Diana Bracho interpretó a «Blanche», Lisa Owen era «Stella» y, Carlos Torres Torrija, fue «Stanley».
Rememoramos esa gran obra de Williams llamada: «El Zoológico de Cristal» y, aquel acertado y entrañable montaje del mismo, dirigido por Juan Morán. Recordamos la magnífica interpretación de la actriz Elizabeth Arciniega en el papel de «Laura». Esa obra es el reflejo de la dura y triste vida de Tennessee Williams. Son sus recuerdos en San Luis Missouri.
Una foto, entrañable como es esta, entre Tennessee y Brando, abre el amor hacia un teatro que a mí me impresionó en mi era de estudiante teatral. Me sigue arrobando.
Tampoco olvido la impresión que me causó ver, por primera vez, la película del «Tranvía Llamado Deseo», con Marlon Brando y Vivien Leigh en el papel de «Blanche». Aquellos claro oscuros son una alucinación de sueño en la ficción. Gran cinematografía de Elia Kazan. La interpretación de Vivien Leigh y Brando es un cuadro de verosimilitud tremenda y poética hacía el retrato de sus personajes.
Las situaciones creadas por Williams son la vida misma en toda su disección de bisturí. Brando cambió el arte de la interpretación. Siempre se ha dicho. ¿Por qué? Por su veracidad. Por saber significar el carácter y conducta de sus personajes. Por su capacidad de interiorizar al alma del mismo y ser vulnerable. Por su naturalidad construida en los cánones axiológicos del personaje, en un saber el qué, el por qué y el para qué de las acciones del mismo.
Ejemplo a lo anterior, cuatro de sus películas: «El Tranvía Llamado Deseo», «Nido de Ratas», «Último Tango en París», y la célebre «El Padrino».
Linda foto en verdad de un actor y su dramaturgo. Entre el cariño filial de dos amigos en el arte. Tennessee y Marlon.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan