domingo 24, noviembre, 2024

A Paty Reyes Spíndola hoy en su cumpleaños

 

 

Patricia Reyes Spíndola, pasión, paciencia y disciplina

 

Raúl Adalid Sainz

Tuve el GUSTO, así dicho con mayúsculas, de conocer a Patricia Reyes Spíndola en el año 2015, en la filmación de la cinta “Mi Mariachi”, dirigida por Jorge Adrián Espíndola.

 

Hay actrices que uno admira. Que desea conocer. Siendo yo un amante del cine mexicano, era imposible que no tuviera a Paty, como cariñosamente le decimos, entre mis actrices favoritas.

La empecé a admirar desde “Los Motivos de Luz”, de Felipe Cazals. Una película hecha en 1985. Fue ganadora del Ariel. Su trabajo era impecable. De una contención que albergaba todo un mundo interior. Las emociones fluían suavemente por sus ojos. Era como una felina en rabia, en dolor, en ternura, en desprotección desprotegida. Un no saber qué hice. Recordar que Elvira Luz Cruz y el asesinato de sus cuatros hijos fue un hecho real sucedido en el Ajusco.

Sé que Paty junto al director Felipe Cazals visitaban el zoológico de Chapultepec y veían conductas animales, en especial a los tigres. El director le pedía que viera la mirada del felino para así construir distintos puntos de vista del personaje. Felipe Cazals la instó a crear una nueva “Luz”, no la persona real. Extraordinaria representación de Paty. Así como la actriz llama al trabajo creativo del actor.

Después continué viendo excelsas manifestaciones actorales de Patricia. Películas setenteras que no había visto en su momento. Mismas que significan sus primeros pasos. Había un gran trabajo televisivo de la actriz que a mi madre y a mí nos encantaba: “El Vuelo del Águila”, era un serial acerca de la vida de Porfirio Díaz. Ella hacía a “Doña Petrona”, la madre de Don Porfirio. Maravillosa. He de confesar que muchos de aquellos primeros capítulos los veía por Patricia. Año 1994.

Después llegó el momento de admirarla y gozarla en su etapa cinematográfica quizá de mayor madurez artística, sus filmes con Arturo Ripstein. Su gran Lucha Reyes, en “La Reina de la Noche”, misma recreación que le valió ganarse el “Ariel”, allá por 1995. El alcoholismo y el dolor de la cantante Lucha Reyes fue un viaje al mundo de una tonada desdichada nocturnal. Apuntar que Paty no bebe. No le cae bien el alcohol a su organismo. El mundo de borracheras y de crudas fue muy bien investigado por la actriz.

No olvido sus trabajos hechos con Ripstein como: “La Perdición de los Hombres”, “La Mujer del Puerto”, “El Carnaval de Sodoma”, “La Virgen de la Lujuria” y “La Calle de la Amargura”, donde está maravillosa.

Patricia cuenta que para trabajar con Ripstein el actor debe aprender a disciplinarse y darse de acuerdo a este rigor: el director ya trae en su mente la película. La tiene vista, oída, antes de filmar. Esto parece rígido pero no lo es. El actor de acuerdo a estas directrices deberá encontrar su propio accionar de luz para revelar el alma y conducta de su personaje. Ahí está el reto.

En ese sentido la actriz ha encontrado su técnica para trabajar con uno de los mejores directores cinematográficos que ha dado nuestro país.

Al conocerla en la película, “Mi Mariachi”, pude descubrir a una mujer muy sencilla. La encontré de la siguiente manera: Una mañana de llamado, la vi en el lugar que fungía como el lugar de vestuario. No la interrumpí. Después nos presentó el joven director de la película, alumno de Paty, Jorge Adrián Espíndola. Al poco rato platicaba yo con Ignacio Guadalupe, actor de la cinta, sentí en mi espalda un leve apretón, era Paty. Que linda persona, pensé. Paty es accesible para conversar. Se revela. Es transparente. Recuerdo que ese primer día de trabajo y conocimiento, fumábamos en un descanso y al platicarle de mi admiración a Arturo Ripstein, me leyó una especie de sentimientos de lo que para ella significa trabajar con el director. Se sentía un gran agradecimiento y admiración al cineasta y a su esposa, la talentosa guionista Paz Alicia García Diego.

En una de esas tardes del rodaje de “Mi Mariachi”, Paty nos platicaba a un grupo de actores que ella pensaba que el actor debía albergar en él tres cosas: Paciencia, pasión y disciplina. Fundamentales para ella. Nos decía que incluso el talento se puede clamar teniendo estas tres cualidades. En sus escuelas de actuación “MyM, Studio” siempre refiere estos lemas.

Patricia es una mujer muy trabajadora, no solamente es actriz, tiene sus escuelas, y da un curso para vendedores donde combina la actuación. “Vender es actuar”, así lo llama Paty. “Las oportunidades no llegan, se buscan”. Es otra de las frases que he escuchado de ella. Tiene muy claro lo que quiere. Casi lo decreta. Se hace la vida fácil, no se la complica con azotes.

Ve la carrera de actor como una rueda de la fortuna: A veces estás arriba, abajo, a veces tienes que hacer cola para que te toque carrito y a veces no te toca. Pero así es, es algo que no se puede cambiar, así lo dice. Por eso ella aún siendo una actriz reconocida, hace castings, dice que los directores jóvenes no tienen por qué conocerla. Algo para tomar en cuenta para cualquier actor.

Es una extraordinaria maestra. Tuve el gusto de ver los exámenes de sus alumnos en diciembre de 2017. Eran con escenas para la cámara. Era observar lo aprendido por ella en sus alumnos. La comprensión, la lógica de la situación y la contención de mundo interior expresado por los ojos. Lo mucho aprendido por la actriz, sobre todo en sus experiencias con Ripstein y Cazals.

Trabajar con ella como compañera es un deleite. Generosa, relajada, da y recibe estímulos para el compañero de set. Maravillosa. Un sentido del humor, charla y sabiduría. En ese tiempo de convivir con ella le hice una especie de lírica poética debido a mi admiración y a su generosidad en el tiempo compartido. Hicimos un ritual, ese que yo hago con compañeros con los que quiero trabajar o volver a hacerlo. Pedimos vernos en el cine nuevamente. Eso aún es un “Mientras llega”. Lo que se quiere con fe infinita llega más temprano que tarde. Aquí el escrito a mi querida Paty:

 

PATRICIA ES UN SOL LUNAR DE PASIÓN ACTORAL

En su tic-tac van sus pasos de actriz.

Las huellas son sublimes, fuertes, decididas, tiernas, una amalgama de arcoíris emocional.

Patricia da encanto subyugante a la pantalla. Es esa presencia primera de «La Otra Virginidad».

Es juguetona matrona de Gómez Cruz en «Retrato de una Mujer Casada», de aquel tabasqueño Bojórquez.

Es protagónica presencia en su amoroso compromiso humano recreado para su «Luz» en purgatorio.

Patricia es aquella recia oaxaqueña barriendo a punta de escobazos a sus hijos «Porfirio» y «Chato», con su inolvidable «Petrona» en «Vuelo del Águila».

Es un trago de tequila en borrachita presencia de «Reina de la Noche», a su viaje de luna acaeciendo el mar en Lucha Reyes.

Patricia es esa que teje la presencia siendo inquietante ante cadáver amante en su «Perdición de los Hombres» de ese su querido Arturo Ripstein.

Es Emma mujer insumisa que clama libertad, esa que cuál «Nora» se revela ante su casa de muñecas.

Es juguetona altivez de abogada coqueta en «Susana», en «Mi Mariachi».

Patricia Reyes Spíndola simplemente es.

Una actriz que ha ido del brazo de los grandes cineastas mexicanos.

Patricia es nuestro cine nacional. En sus ojos se advierten las luces ilusiones conseguidas.

Si descorriéramos los telones de sus pupilas, se vería el devenir de sus inolvidables personajes.

Veríamos los gestos en dirección de sus grandes directores.

Veríamos su decisión al escuchar cámara-acción.

Sentiríamos su presencia desgajando inmensidad de su inolvidable sencillez.

¡Cantemos pues, hemos tenido el privilegio placer de conocer y trabajar junto a Paty Reyes Spindola!

 

 

Raúl Adalid Sainz, Cd de México-Tenochtitlan, un 11 de febrero de 2015 en filmación de la película «Mi Mariachi».

 

El escrito de inicio fue hecho el 28 de Mayo de 2018, en algún lugar de este México Tenochtitlan. 

Nota: Escrito perteneciente a mi libro: «Historias de Actores» (un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico)

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