Raúl Adalid Sainz
He querido a muchos teatros,
he amado su sudor, su olor a actor, a vestuario y madera escenográfica.
He tocado sus paredes, sentido su paz,
me he sentido en los teatros como en un santuario.
Es como una catedral del descanso de mi alma.
He vivido en los teatros, los he respirado, los he actuado,
he sentido los teatros, me he confesado en ellos.
He soñado en los teatros, me he transformado,
me he desnudado, creo de alma y esencia.
He reído como un chiquillo, he visto a los reflectores como escuderos de mi andanza.
He llorado en los teatros, de dolor en busca de esa ficción de personaje.
He amado como actor y como hombre en pesquisa de mi musa,
he abrazado compañeros de reparto, he existido, sí, lo confieso,
así como un Neruda confesó, así sin presunción diciendo que he vivido.
He conocido teatros muchos, a todos los he querido, han sido mis casas momentáneas, pero hay uno que me llama, uno que me dio el llamado primero, uno que clama el origen.
Es un teatrito casi de bolsillo, esos que se llevan colgados al alma,
es un teatrito que está en la calle Bravo, ese que un día me dijo que clamara su canto, ese que dio sentido a mi rumbo.
Hay un Teatro que llevo en mis dentros, se llama «Mayrán»,
es un teatro lleno de sol, un lugar que cuenta fantasías,
que le habla a los que llevan el presente y el ayer inquieto. Ahí lo veo erguido, fiel, bohemio, urgente, como un ángel que espera dar el mensaje..
Sí amigos, yo tengo un amigo que se llama «Mayrán»,
es un teatro, y está en Torreón Coahuila.
Dedicado a todos los que profesan amorosamente su quehacer, y a esos que han amado al «Teatro Mayrán», hoy llamado «Teatro Garibay». Porque muy pronto vuelva a caminarte. Amándonos siempre en la más exquisita partitura.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México-Tenochtitlan