Politización de la violencia
Julián Parra Ibarra
Habitualmente en nuestro país, cuando se registraban hechos violentos de alto impacto, el partido en el gobierno siempre solicitaba a los de oposición que no se politizara la violencia ni la inseguridad; y por supuesto los de ‘enfrente’ como si se les pidiera lo contrario, solían darles un uso político a esos acontecimientos.
Sin embargo, nunca se había registrado la politización de un hecho violento desde el gobierno, como en esta ocasión lo ha hecho la presidenta Claudia Sheinbaum con el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, quien fue ejecutado en un evento público el sábado pasado, durante un evento típico en aquella ciudad michoacana, denominado el ‘Festival de las Velas’.
Uno entiende que la presidenta ha venido abrumándose por tantos fierros que tiene en la lumbre, por problemas internos, externos, partidistas y de todo tipo, pero la mañana de este lunes apareció con un rostro desencajado, enojada, incluso queriendo imitar a su padre político hablando con largas pausas.
Cuestionó lo que ella llamó ‘una andanada de la derecha, de comentócratas y conductores o dueños, o concesionarios más bien, que salieron como buitres’, interpretado esto último como una tentación de un gobierno autoritario que amenaza a los medios de comunicación que ella quisiera que estuvieran controlados y al servicio del poder. En cambio, se alegra de un comunicado firmado por todos los gobernadores y la jefa de gobierno en apoyo del mandatario michoacano, Alfredo Ramírez Bedolla, un acto que demuestra que los políticos siempre se preocupan de protegerse entre ellos mismos, pero jamás ponerse del lado de las víctimas.
Pero nos dice: “condenamos el homicidio”. Perdón presidenta los gobiernos no están para condenar, ni para deplorar, ni lamentar este tipo de hechos, están para resolver, para solucionar, para resolver. Es a la sociedad a la que le toca condenar, lamentar deplorar los resultados de sus gobiernos.
Con un rostro que transmitió enojo, dice que a la oposición ya se le olvidó la historia, dice que si ya se les olvidó que fue Calderón el que la declaró, y preguntó que si no se acordaban dónde la había declarado Calderón. Más que esa referencia a la némesis de la autoproclamada ‘cuatroté’, es un insulto a los mexicanos a los que cree idiotas que no saben lo que ocurrió hace casi un par de décadas en Michoacán, donde el entonces presidente declaró su estúpida guerra contra el narco, a petición del entonces gobernador de la entidad, Lázaro Cárdenas Batel, quien ha sido funcionario en las dos administraciones ‘cuatroteras’ que llevamos.
Y se refiere a Calderón, y hace alusión a Peña Nieto pero según su decálogo, en la historia política del país, en muchas materias México tiene un hoyo negro, porque si bien hace casi cuatro décadas Felipe Calderón inició de manera imprudente e irresponsable la guerra contra el narco –“fueron seis años de fracaso de una estrategia”, dijo- pero se le olvida mencionar que apenas un sexenio atrás, también fueron seis años de fracaso con la estrategia de ‘abrazos, no balazos’ en el sexenio del presidente de cuyo nombre no quiero acordarme. Es la política del ‘Alzheimer’, se les olvida lo reciente, pero traen muy fácilmente los recuerdos del pasado. Que conveniente.
Quizá quiere como su antecesor, lanzar ‘bolas de humo’ para desviar la atención del respetable, porque además trata de evadir su responsabilidad porque este crimen le corresponde a ella como presidenta, y más cuando existen los videos en los que el asesinado Carlos Manzo hace un llamado desesperado a Claudia Sheinbaum y al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, para que le ayudaran en la parte de la responsabilidad que le corresponde al gobierno federal, a combatir a los grupos de la delincuencia organizada asentados en la zona, y los menciona por sus nombres: el Cartel Jalisco Nueva Generación y los Caballeros Templarios.
Les pedía que él no quería ser uno más de los alcaldes asesinados y ser parte de esa estadística. Pero se leyó en uno de los cientos de miles de comentarios en las redes sociales: primero llegó la tragedia que la respuesta.
Como este tipo de tragedias ya se van a su contabilidad como presidenta, Claudia Sheinbaum está enojada. Pero como siempre lo decimos, el que se enoja pierde; pero cuando la que se enoja es la presidenta, el que pierde es el país, México.
Mucho cuidado, que están despertado al gigante dormido, al pueblo ‘bueno y sabio’ que está harto de lo mismo, aunque los que están ahora sean ‘diferentes’. La gente no ve para cuando se termine la violencia, y que los sucesivos gobiernos jamás se ponen del lado de las víctimas. Hay que proteger al ‘compañero’ Bedolla.
Ups. Algo huele mal en Dinamarca.
X= @JulianParraIba
								
															





