Amor al hueso
Julián Parra Ibarra
Como si fueran unos verdaderos sabuesos, la mayoría de los políticos mexicanos de todos los partidos, en cuanto prueban las delicias de tener un hueso, le agarran el sabor y se enamoran de forma tal que a partir de ese momento buscan la forma –por las buenas o por las malas- de ir de liana en liana en busca de nuevos huesos ‘hasta el infinito y más allá’. Deben saber, quiero suponerlo, muy rico como para que nadie por sí mismo quiera soltarlo.
Por décadas muchos de los puestos eran heredados a los hijos, a los hermanos, a las esposas –y hasta a las amantes- a los esposos, sobrinos cuñados y demás parentela –acuérdese de Jolopo que decía que su hijo José Ramón era el orgullo de su nepotismo-, lo que suponía que iba a cambiar a partir de la llegada de los ‘cuatroteros’ al poder porque decían que ‘eran diferentes, que no eran como los de antes’, pero como ese movimiento se integró de origen con el cascajo de todos los partidos, los vicios se mantuvieron y hasta por momentos pareciera que se ha desbordado.
Hasta que de pronto a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo le surgió la idea de terminar con la reelección de los puestos de elección popular, pero también terminar de una vez por todas con el nepotismo. Presentó una iniciativa para que se creara una Ley que entrara en vigor en 2027, pero como para la inmensa mayoría de los legisladores eso significaba darse un balazo en el pie, las aprobaron sí, pero a partir de 2030, para otorgarse un ‘chancecito’ más de brincar de liana y colocar a su parentela en las más posiciones que se pueda. Sin embargo, en consonancia con la iniciativa presidencial, en Morena modificaron sus estatutos para evitar desde ya el nepotismo y la reelección.
Pero es tanto el amor al hueso, que defienden con una gran pasión –como la que no imprimen a sus actuaciones como servidores públicos-, al grado tal de hacer lo que se requiera para darle la vuelta a la ley y a los reglamentos internos de los partidos que, aunque está muy claro de qué es de lo que se trata. Por ejemplo, Ignacio Mier Velazco –Nacho Mier, pues-, pretende ser el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla, donde gobierna su primo Alejandro Armenta Mier.
Arguye que la ley indica que el impedimento para postularse por el cargo que ocupa algún pariente, es para familiares en línea directa, y que él y el gobernador poblando son primos en octavo grado, pero el mandatario Armenta Mier dijo que “yo quiero mucho a Nacho”, pero que ningún Armenta ni ningún Mier podrían postularse, y ofreció disculpas a todos sus primos que están impedidos por la ley para ser candidatos ni en 2027 ni en 2030, tendrían qué esperarse hasta el 2033.
“Aunque igual y Nacho va al registro para cambiarse los apellidos”, dijo el mandatario poblano. Gobernador, no le dé ideas a su primo porque es capaz de hacerlo.
Pero los que verdaderamente son huérfanos son los Monreal, ya Ricardo fue gobernador por el desaparecido PRD, en estos momentos lo es David por Morena, y Saúl el menor del clan zacatecano, quiere a como dé lugar ser candidato, y gobernador –ya fue alcalde de Fresnillo y actualmente es Senador, de lo más gris, pero es Senador-.
Ya la presidenta ha dicho que no es correcto, lo mismo que la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, pero Saúl, cilindreado por Ricardo, dice que hablaría con el PT o por el Verde porque los zacatecanos quieren que sea el gobernador. Y como su hermano David no está de acuerdo, el más chico de la familia subió un video a redes en los que mencionó que “hay un grupo que manipula y engaña a mi propio hermano…y es el que más daño le hace a Zacatecas.
En la reciente visita de Claudia Sheinbaum a Zacatecas en las salutaciones a los integrantes del presídium, David el gobernador y su hermano Ricardo, no se saludaron y ni siquiera se voltearon a ver. Ricardo quiere a toda costa que su hermanito sea gobernador de Zacatecas, así como hizo todo lo posible para que su hija Caty fuera alcaldesa de la delegación Cuauhtémoc, pero por fortuna perdió en las urnas.
El Clan Monreal está integrado por 13 hermanos, de los cuales nueve están en el servicio público diseminados en el Senado, en la Cámara de Diputados, en el gobierno der Zacatecas, Sinaloa, Aguascalientes y hasta en el IMSS.
Nunca lo he probado, pero el hueso debe ser muy delicioso que todos quieren tener uno, lo defienden como jauría con una gran pasión, ojalá que con esa misma se desempeñaran en los cargos que ocupan o han ocupado.
En Lerdo, tenemos nuestra propia ‘pequeña monarquía’, del que hablaremos en otra entrega. Y por ahí dicen que hay un gobernador que quiere dejarle el puesto a su esposa. Sabrá Dios quién será.
X= @JulianParraIba