Al Maestro, con cariño
Julián Parra Ibarra
En muchos sentidos, siempre me he considerado una persona muy afortunada. A lo largo de más de casi cinco décadas en el periodismo, la vida me ha dado la oportunidad de haber cruzado mi camino, con el de grandes maestros del periodismo que me han guiado, y me siguen enseñando todo lo que sé y lo que sigo aprendiendo.
En espera de no dejar a ninguno fuera, este día del maestro quisiera recordar a mis grandes mentores en el periodismo. Mis inicios en este hermoso camino, fueron en el área de deportes, mis primeras notas se publicaron en el periódico Noticias en 1977, un proyecto local que había nacido un par de años atrás, por la Acuña, justo en el edificio que hoy es el Archivo Municipal de Torreón.
Mi primer gran maestro en el periodismo, fue mi querido Raúl Zugasti Reyes, mi siempre querido, admirado y respetado ‘Sugar’, que fue quien me abrió las puertas para empezar a escribir, y de quien recibí mis primeras lecciones. En aquél Noticias, había todo un equipo de grandes profesionales que hacían de la sección deportiva de ese periódico, la mejor que en ese momento había en La Laguna.
Estaba ahí otro que fue mi gran maestro, Alejandro Tovar Medina, el más grande y mejor periodista deportivo que haya dado La Laguna a lo largo de toda su historia. Estaban ahí también otros grandes como Raymundo Isais Morales y Jesús Frausto Morales, ambos fotógrafos, pero que al mismo tiempo también escribían. ‘Mundo’ fue el primero que me llevó a cubrir un partido de futbol de primera, al viejo estadio Moctezuma, casa en su último año en la Comarca, de la Ola Verde del Laguna.
A mi ‘Sugar’ me lo volví a encontrar en un lapso muy corto en la vieja redacción de La Opinión en el bulevar Independencia, donde fue mi jefe de la sección deportiva. En esa misma redacción fui afortunado de tener como maestros a dos queridísimos y admiradísimos amigos, Pedro Belmonte Rivas que era el jefe de información; y a Heriberto Domínguez Aguilera, jefe de redacción.
Y ahí mismo al poco tiempo, fue también mi jefe y maestro, un lagunero que venía de haber triunfado en la Ciudad de México en el Novedades, Notimex y como jefe de información de Ovaciones, Carlos Fernando García García.
El tiempo me dio la oportunidad de haber trabajado en la sección deportiva del periódico El Norte, en Monterrey, donde tuve grandes compañeros, pero destaco dos grandes maestros del periodismo, Gerardo Gutiérrez –que fue quien me invitó y consiguió la oportunidad en el que en ese momento era uno de los diarios más importantes del país-, y el otro mi coeditor en deportes, Reynaldo Márquez con quien a la fecha esporádicamente mantengo contacto a través de las ‘benditas redes sociales’.
En mis andanzas periodísticas, ‘fui a dar’ al periódico Esto, en el entonces Distrito Federal, donde tuve la fortuna de contar con grandes amigos y compañeros de los que aprendí muchísimo, pero indudablemente dos de mis grandes maestros fueron Ignacio Matus ‘Don Nacho Matus’, uno de los más grandes periodistas que ha dado nuestro país, y a quien siempre le agradeceré el trato y deferencia que siempre me dispensó.
El otro, Carlos Trápaga, mi jefe de información, el que recibía y revisaba las notas de todos los reporteros, y conmigo tuvo también un trato deferencial, porque cada tarde al final de cada jornada, me dedicaba entre una y dos horas diarias, en su oficina, como si fuera un aula, y me daba mis clases particulares. Como sólo lo hacía conmigo, al principio acudía a clases con cierta resistencia, hasta que me di cuenta de todo lo que estaba recibiendo a cambio de nada, o más bien a cambio de mucho: la amistad.
Alguien que era mi amigo de la infancia, luego se convirtió en mi jefe y maestro a la vez: Jorge Torres Vargas, en la revista Brecha, cuando la redacción estaba en la Falcón y Matamoros. Ahí mismo conocí y mucho le aprendí a otro admirado amigo, el escritor Jaime Muñoz Vargas, entonces editor de ‘La tolvanera’.
En mi paso por los medios del bajío, dos grandes maestros: el profesor Arturo Barrera Mauri –en cuyo honor esta columna lleva este nombre; él fue el primer autor de la columna ‘A la Báscula’ en el a.m. de León, pero aquella era básicamente taurina-, y Don Miguel Barragán, maestro de maestros, generoso, bondadoso en el arte de la enseñanza y compartimiento de materiales, diarios, libros, revistas, de los cuales muchos nos nutrimos.
No podía faltar mi querido Martín Valdés Rodríguez, quien tanto me enseñó e impulso en el apasionante mundo de la radio, a quien menciono al final de esta columna, no por ser el menos importante. Al contrario, mucho de lo que han sido mis años más recientes en el medio, se lo debo a él, a sus enseñanzas y a sus impulsos.
Espero no haber dejado de mencionar a nadie de mis grandes maestros, que de cualquier forma tienen todo mi reconocimiento y mi respeto. A todos esos grandes maestros, del periodismo y de la vida, va un enorme y fuerte abrazo.
¡Feliz Día del Maestro!
X= @JulianParraIba